El borrador de nuevo reglamento de primarias del PSOE favorece la participación de la militancia en la toma de decisiones y otorga competencias a la ejecutiva federal que ahora eran estaban en manos solo de las direcciones autonómicas. Esta última cuestión es observada con lupa desde Blanqueries, ya que la ejecutiva de Ximo Puig se ha caracterizado por reivindicar mayores atribuciones y una posición fuerte ante las decisiones de Madrid. La impresión de una «recentralización» cundía ayer en la cúpula del PSPV, si bien Ferraz rechazaba esa dimensión de los cambios.

Una de las novedades del reglamento presentado ayer a la ejecutiva de Pedro Sánchez y a los secretarios de organización de las distintas federaciones hace referencia a la elección de candidatos a presidencias autonómicas. Hasta ahora, se realizaba mediante primarias abiertas a petición de la ejecutiva autonómica. Es lo que pasó en la C. Valenciana, donde Ximo Puig fue pionero en ser designado candidato tras ganar unas primarias abiertas a los simpatizantes socialistas.

Lo que propone «el nuevo PSOE» a partir de ahora es que para estos casos se celebren primarias abiertas si lo pide la dirección autonómica o, sin necesidad de ese trámite, «por decisión de la ejecutiva federal». Esta cláusula de intervención que se guarda el equipo de Sánchez es el cambio que más inquietud genera en federaciones como la valenciana.

La misma potestad se otorga la ejecutiva federal en la elección de candidatos a alcaldías en municipios de más de 50.000 habitantes. Se hará mediante primarias abiertas por petición de la cúpula autonómica o de la dirección de Ferraz. Hasta ahora se realizaban primarias entre militantes.

En la confección de listas, los militantes podrán ahora proponer nombres (eran antes las asambleas locales), si bien la última palabra queda en manos del «órgano superior». El último es la comisión federal de listas. Ya pasaba, pero las direcciones autonómicas pierden cierto control al poder recuperar Ferraz nombres sugeridos por las bases.

El nuevo reglamento deja asimismo menos protegidos a los presidentes (autonómicos o del Gobierno de España) sobre la posibilidad de someterse a primarias. Hasta la fecha, era imposible «como regla general», salvo que lo acordara el comité respectivo. Ahora, un porcentaje de la militancia puede forzarlas (30 % para el presidente de España y 40 % para los autonómicos). Es una cifra tan considerable que lo hace casi inviable, pero la puerta está abierta.

Los acuerdos de gobierno poselectorales serán materia obligada de consulta a las bases. Así habría sido con el vigente Pacte del Botànic en la Generalitat. También sucederá en el ámbito local, aunque Ferraz se guarda la última palabra.