Ni sorprendió ni defraudó. Luis Francisco Bárcenas, el plato fuerte de la jornada de ayer en el juicio por la financiación ilegal de PP de la Comunitat Valenciana que se está celebrando en la Audiencia Nacional, llegó, respaldó al exdirigente popular Ricardo Costa, le salvó el culo al PP nacional y se marchó por donde había venido sin despeinarse.
Demostrando un perfecto dominio de la puesta en escena en un marco al que ya le ha cogido la medida a fuerza de visitarlo, el exgerente y extesorero del PP, que declaró como testigo de la Fiscalía Anticorrupción, no dijo menos de lo que de él se esperaba. Pero tampoco más.
Tras satisfacer el interés del magistrado Vázquez Honrubia acerca de cuál era en la actualidad su ocupación con un «me dedico a mis procedimientos judiciales», que provocó una carcajada unánime en la sala, Bárcenas arrancó y contó de corrido que existía un manual electoral con la advertencia precisa de no gastar más de lo permitido y la prohibición expresa tanto de incorporar fondos propios al presupuesto asignado desde Génova como de recibir donaciones procedentes de contratistas públicos. Un manual que se entregaba en mano en la sede regional en una reunión a la que también asistían los responsables económicos provinciales.
Con una perfecta dicción que hacía fácil seguir sus explicaciones pese a la velocidad de crucero con que las soltaba, el exgerente confirmó lo que Costa desveló en su harakiri: que en ausencia del entonces tesorero Álvaro Lapuerta, el exsecretario del PP en la Comunitat fue a verle para trasladarle su «preocupación» por las órdenes del exjefe del Consell Francisco Camps y del expresidente de las Cortes Juan Cotino para «asignar a determinados empresarios gastos del PP». Ratificó que el trasladó que esa práctica estaba «terminantemente prohibida» porque habían tenido «experiencias anteriores malas» y aseguró que se lo comunicó a Lapuerta, «quien me dijo que hablaría con Valencia, aunque no sé con quién lo hizo, y le daría instrucciones al respecto que parece que no se cumplieron», concluyó.
En la línea de no agresión a su anterior empresa que viene manteniendo en otros procesos y a preguntas de la fiscal Myriam Segura, Bárcenas agregó que no le contó nada de esto al entonces secretario general del PP Ángel Acebes, «porque Lapuerta era competente para resolverlo y no tenía sentido trasladarlo a ningún responsable político».
El extesorero explicó que salvo los mítines en los que participaba el candidato a la presidencia del Gobierno y la caravana que salía de Madrid, las sedes regionales y provinciales tenían autonomía para contratar sus actos electorales.
Su única limitación era el presupuesto y, desde 2004, la trama Gürtel. En esa fecha asegura que dio «instrucciones para que el partido no contratara con el grupo de Francisco Correa, aunque en València se siguió trabajando de forma autónoma y sin autorización de Génova», precisó.
El viaje a Valencia
Cuestionado por la acusación popular que se ejerce en nombre del PSPV, el testigo confirmó un viaje a València junto a Lapuerta «y un empresario amigo suyo que quería colaborar con el partido». Quedaron con el exvicepresidente del Consell Víctor Campos, «la única vez que he estado en una conselleria», matizó, «y ese señor le entregó una cantidad determinada, un donativo».
Bárcenas tampoco quiso hacer sangre en València y aseguró no saber quién en el PPCV tenía responsabilidades de carácter económico. Así, aseguró no conocer a Vicente Rambla y, pese a la insistencia de la defensa del exvicepresidente para que apuntara a Costa, no consiguió que lo hiciera.
«Fui a Valencia con el tesorero del partido y no hablé con Costa», dijo en alusión al viaje con Lapuerta. «Víctor Campos era el tesorero de facto», apostilló. Tampoco apuntó al exdiputado David Serra y a la extesorera y también acusada Yolanda García dijo no ponerle «ni cara»
