Recio presentó ayer una queja en el registro de entrada del Ayuntamiento de València, tras enterarse de que el consistorio había tomado la decisión de clausurar la muestra. En el escrito, pidió «amparo» al alcalde Joan Ribó «en defensa de la libertad de expresión y por vulneración de los derechos fundamentales de la persona». Además, Recio apeló al alcalde porque considera que «Joan Ribó quiere pasar a la historia como el alcalde inquisidor de la ciudad de València», y llegó a calificar el cierre como una «censura derivada de una actitud dictatorial» que sucede «cuando te ponen la mordaza en la boca».

Para Recio se trata de un veto personal. Ante las acusaciones de haber utilizado un nombre falso para no ser reconocido, argumentó que en este trámite «no hay por qué dar el nombre del pintor o artista que va a exponer» y considera que hay personas «a las que no interesa que se vea lo que hay dentro». En este sentido, aseguró que solo hay «fotografías, esculturas y pinturas», e ironizó asegurando que no había «ninguna bomba atómica», sino más bien «una obra retrospectiva de un escritor». Sin embargo, tal y como pudo comprobar Levante-EMV, Recio utilizó una identidad falsa al presentar la documentación el 5 de mayo de 2017, avalado también por una asociación artística que ahora teme ser vetada en esta sala municipal.

Una muestra para la ciudad

Según indicó, Recio no quiso esperar a la sentencia del juicio que tiene pendiente por su despido y su exposición trataba de «dar una respuesta a los ciudadanos que durante 21 años han estado pagando mi puesto». El exfuncionario aseguró que se trata de «un problema de ideología política» porque «en la diputación no dejan estar a los valencianos como yo».