El secretario de Estado y director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz, ha explicado este viernes en València que ha pedido comparecer ante la comisión de control de los créditos destinados a gastos reservados del Congreso para "que no quede, al menos donde reside la soberanía popular, ninguna duda de la actuación" de este organismo en "aquellos tristes acontecimientos" de los atentados del pasado mes de agosto en Barcelona y Cambrills.

Sanz ha pronunciado este viernes la ponencia inaugural de las jornadas sobre terrorismo 'Las víctimas y las nuevas amenazas de seguridad' organizadas por la Universidad Católica de València y la Asociación de Víctimas del terrorismo de la Comunitat Valenciana (AVTCV).

Así, ha señalado, preguntado por la relación que tuvo el espionaje español con Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll (Girona) considerado 'cerebro' de estos atentados, que "todo el mundo sabe que tuvimos contactos". No obstante, ha aclarado que no puede comentar qué explicaciones dará en esta comisión porque "el contenido es por sí mismo secreto".

Sanz ha señalado que "la lucha contra todos los riesgos y amenazas que atenazan a una sociedad" es "muy compleja" pero que desde el CNI "hacemos lo que podemos y algún éxito hemos tenido". "Ojalá que podamos seguir anticipándonos y dando elementos de juicio al Gobierno, como es nuestra su obligación, para que pueda tomar buenas decisiones", ha señalado.

Al respecto, ya durante su conferencia, ha señalado que la misión "número uno" que les ha encomendado el Gobierno es "la lucha contra el terrorismo yihadista radical" para lo que cuenta con la colaboración en casa de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado y fuera con aliados de otros servicios secretos.

Asimismo, ha apuntado que es "más difícil" trabajar en las fases finales de ETA porque "no se trata de buscar un hecho físico y encontrar al autor" sino el reto de encontrar "qué queda en la mente de los que quedan". "Ahí seguiremos y seguiremos hasta que el Gobierno nos pida estar en la primera línea de la lucha contra ETA y el terrorismo", ha afirmado.

Por otra parte, ha recalcado que el CNI trabaja "solo dentro de la ley" y de hecho ha afirmado que "no existe ningún servicio secreto en el mundo mejor reglado que el nuestro" y que disponga además de un código ético.

Así, en la ley orgánica que lo regula se estipula que los servicios secretos "nunca harán ninguna acción en la que se perturben" los derechos constitucionales si no hay una autorización previa de un magistrado del Tribunal Supremo. "Es difícil encontrar una garantía superior", ha señalado. Sanz ha afirmado en ese sentido que "nunca" entregan un elemento de juicio al Gobierno con información obtenida de forma ilegal o con medios que no sean los adecuados".

En esta línea, ha comentado que "no existe ningún parámetro mejor para medir los valores sobre los que se asienta un Estado de Derecho que "el comportamiento" de su servicio secreto, que no puede servir a una parte sino al todo; "la robustez" de su sistema de seguridad, en la que se complementar los servicios secretos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas; y "el cumplimiento" de los principios que sustentan una democracia. "España tiene unos servicios secretos que respetan estas tres coordenadas", ha asegurado.

Trabajo solo para el Gobierno

El director del CNI ha señalado que solo trabajan "exclusivamente" al servicio del Gobierno y disponen de "muy poca iniciativa" ya que el presidente firma una orden con los asuntos sobre los que necesita datos y un orden de prioridad. "No es cómo las películas", ha descartado.

De esta 'directiva de inteligencia' firmada por el presidente del Gobierno tiene una copia el director del CNI pero también el magistrado del Supremo que debe autorizar las actuaciones de los servicios secretos para que cuando le pidan autorización si deben perturbar algún derecho compruebe que está en la orden gubernamental y "que es necesaria esta intrusión en los derechos para garantizar la seguridad de los españoles".

Al respecto, ha explicado que el CNI solo tiene un 10 por ciento en común con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en su misión de garantizar la seguridad ya que el servicio secreto lo hace "en sentido amplio": el terrorismo, pero también evitar los ataques cibernéticos, que las empresas puedan trabajar en el exterior, el conocimientos de los flujos migratorios o garantizar que salga agua caliente al no cortarse el suministro de gas en su recorrido por muchos países en conflictos".

Sanz ha recalcado que es una organización "muy rica" no por el dinero del que disponen para trabajar, 300 millones de presupuesto, sino porque entre su personal, una plantilla de 3.500 personas, hay trabajadores de todas las carreras universitarias de España, y se trabaja en 31 idiomas todos los días para "interpretar cualquier susurro" como el que detectó un agente del CNI y que ayudó a evitar un ataque terrorista con aviones en el aeropuerto de Heathrow en Inglaterra hacia Boston (Estados Unidos).

Además, miran al futuro con el documento al que acaban de dar forma 'El CNI 2030. De lo analógico a lo digital'. "Somos un servicio secreto, pero somos mucho más un servicio para que los españoles se sientan seguro, que secreto, que es solo un instrumento", ha apostillado.