El año 2017 pasará a los anales de la historia criminal de la provincia de Valencia como uno de los más violentos tras alcanzar el récord de 26 homicidios y asesinatos en esos 12 meses. Exactamente el doble de casos que en 2016, cuando 13 personas murieron en ataques violentos en la provincia de Valencia.

La palma en esta deshonrosa lista se la ha llevado la ciudad de València, donde el crecimiento se situó en un cien por cien: de seis asesinatos en 2016 se ha pasado a 12 un año más tarde, casi la mitad de todos los perpetrados en la provincia.

En 2017, el episodio más grave, sin duda alguna, se produjo en septiembre, cuando un mismo individuo, el argentino nacionalizado sueco Pierre Danilo Larancuent, un exconvicto de 36 años, descuartizó en su piso de la calle Sueca de València al peluquero de Xeraco Albert Enrique Ferrer, de 42 años, tras un encuentro sexual ocasional y mató dos días después al subinspector de la Policía Nacional Blas Gámez, de 51 años y destinado en el grupo de Homicidios.

Cometió el primer crimen en la noche del domingo 10 de septiembre. El martes, 12 de septiembre, en plena investigación de ese asesinato, el subinspector Gámez fue brutalmente asesinado por Larancuent en el portal de su casa cuando se disponía a identificarlo. El compañero de Blas abatió de siete disparos con su arma reglamentaria al asesino poniendo fin a la espiral asesina del sueco.

Ese preocupante incremento de los homicidios y asesinatos en València y en el resto de su provincia han provocado, a su vez, un aumento del 36,7 por ciento de las muertes violentas en toda la Comunitat Valenciana. Es cierto, sin embargo, que a ese engrosamiento de la estadística ha contribuido también la provincia de Castelló, donde se pasó de un homicidio en 2016 a 5 el año pasado, dos de ellos de violencia machista.

En Alicante, por contra, se ha registrado un acusado descenso, al pasar de 16 asesinatos en 2016 a 10 durante el año siguiente. Una tregua en una provincia especialmente violenta en la que, por ejemplo, un año antes, en 2015, había registrado nada menos que 30 asesinatos.

La violencia machista que lastra

Buena parte de los crímenes continúan teniendo su origen en ataques machistas. Así, de los 41 asesinatos que registró la Comunitat Valenciana el año pasado, nueve se produjeron en episodios de violencia de género, incluida la muerte de la niña de dos años Maia a manos de su padre en Alzira.

De hecho, la valenciana sigue siendo la segunda autonomía con mayor tasa de crímenes machistas por cada 10.000 habitantes, 22 en 2017, muy por encima de la media estatal, que se situó el año pasado en 17. Dicho de otro modo, una de cada cinco personas asesinadas en la Comunitat Valenciana el año pasado lo fue en el marco de un episodio de violencia machista. Una cifra más que preocupante.

Por contra, el resto de los delitos han tenido un comportamiento más que esperanzador: la tasa de criminalidad, que mide el número de delitos por cada 1.000 habitantes, quedó fijada al cierre de 2017 en 46, cuatro décimas por debajo de 2016.

Parece poco, pero confirma una tendencia a la baja que comenzó en 2007, una década atrás, y que continúa, al parecer, de manera imparable. Aquél 2007 cerró con una tasa de delincuencia de 68,3, lo que significa que, en estos 10 años, ha bajado en 22,3 puntos, hasta situarse en mínimos históricos.

Una de las buenas noticias es que, entre los delitos que más bajan están los que más preocupan a los ciudadanos: robos con fuerza en domicilios (-11.4 %), robos con fuerza en establecimientos (-10.8 %) y sustracciones de vehículos (-10.8 %). Por lo que respecta a las violaciones, han descendido tanto en la provincia de Valencia (-19 %) como en la de Alicante (-11,5 %), mientras que en la de Castelló han crecido un preocupante 150 %, tras pasar de seis agresiones sexuales con penetración en 2016 a 15 al año siguiente.