La emisión de radiación por la desintegración de los átomos del núcleo de algunos elementos no es un invento humano. De hecho, existen numerosos isótopos radiactivos en la naturaleza que nos irradian constantemente, y algunos de ellos suelen jugar malas pasadas a los detectores de radiactividad como los utilizados en el puerto de Valencia. Una de las mercancías estrella de esas falsas alarmas es el plátano, concretamente, el isótopo radiactivo K40, que apenas supone un 0.00117 % del potasio que contiene. De hecho, su capacidad de irradiación es tan baja, que la ingesta de un plátano al día durante todo un año nos haría absorber 60 veces menos radiación que la que captamos por el mero hecho de vivir en la Tierra. A la falsa alerta radiológica generada por los plátanos se le suma, por ejemplo, la de la cerámica o la de la arena para gatos, entre otros productos. De hecho, los arcos detectores del puerto suelen saltar casi a diario. Lo que no había sucedido hasta ahora era aislar seis isótopos radiactivos en apenas siete días. t. d. valència