La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, está contra las cuerdas. Sus socios de Ciudadanos pidieron ayer su dimisión y la oposición le prepara una moción de censura. Todo por un máster (presunto) en la Universidad Rey Juan Carlos (sus tres últimos rectores han tenido vínculos con gobernantes del PP) del que se han difundido suficientes datos como para cuestionar que lo obtuviera reglamentariamente.

En el origen de toda la documentación que ha destapado el escándalo está «el profesor P». Así lo llamaba el domingo El Mundo en un reportaje con suficientes detalles sobre el misterioso docente (sociólogo, profesor de la universidad en tela de juicio, violonchelista y militante del PSOE) como para que enseguida empezara a circular en redes sociales su identidad.

El «profesor P» es Salvador Perelló. Él mismo admitió ayer los hechos (sin desvelar su rostro) para defender que detrás de su actuación no hay ninguna operación política del PSOE, línea en la que abundaba ayer el equipo de la presidenta.

«No conozco ni a [Ángel] Gabilondo y ni a [Pedro] Sánchez. Ni en persona ni por mensaje. Esto no tiene nada que ver con una operación política. Esto es un funcionario... que cumple con su obligación», decía a Europa Press. Según dijo, habría enviado a eldiario.es un material que alguien dejó graciosamente en su buzón después de confirmar que era verosímil.

Perelló es un sociólogo valenciano que, tras un periodo de más de cinco años como profesor asociado en este departamento de la Universitat de València (donde estudió Económicas), encontró en 2003 estabilidad profesional en la joven Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (se fundó en 1996), de la que hoy es profesor titular.

Un veterano del departamento valenciano de Sociología lo recuerda como «un tipo normal» que en aquellos años (de 1997 a 2003) no se significó por su militancia socialista, impresión corroborada por distintos compañeros consultados por Levante-EMV.

Otros profesores lo sitúan como un joven investigador próximo en su momento a uno de los referentes de la sociología local, Damià Mollà.

Más tarde, cuando el profesor madrileño Alfonso de Esteban aterrizó en el departamento como catedrático, se acercó académicamente a este. Acabarían dando el salto al poco hacia el área de Sociología de la Rey Juan Carlos y ambos han firmado después diversas publicaciones en colaboración. Quienes conocieron entonces al «profesor P» en la Universitat de València aseguran que rompió vínculos tras su incorporación al claustro madrileño.

Después de ese salto a Madrid, el profesor se ha hecho un hueco en el no muy amplio espacio de la sociología en España. No es que sea uno de los tótems (pocos) de la disciplina, pero ha fundado un grupo de investigación y es habitual en congresos de la especialidad.

Que Salvador Perelló sea la garganta profunda del caso Cifuentes tampoco es, en realidad, la sorpresa del siglo. Algunas informaciones periodísticas ya lo situaban como uno de los opositores al exrector Pedro Gónzález Trevijano, hoy magistrado del Tribunal Constitucional a propuesta del PP y titular de la institución cuando Cifuentes cursaba el polémico máster. Perelló llegó a presentar una denuncia contra aquel por la presunta red clientelar establecida en la universidad.

En medio de esa batalla por el poder, el Gobierno de Madrid eliminó el grado en Sociología. Esa sería la causa principal de la sed de venganza del «profesor P». Los papeles del máster serían el episodio final. Pero más allá de las motivaciones, Cifuentes se ve acorralada por la gravedad de los hechos destapados.