Quien puso la etiqueta de buenista a José Luis Rodríguez Zapatero dibujó el mejor perfil del expresidente del Gobierno. Anoche lo dejó claro en el Club de Encuentro Manuel Broseta de València, presentado por Ximo Puig y arropado por la cuota socialista del Consell: Vicent Soler, Gabriela Bravo y Carmen Montón. Ni un solo líder de otro partido. Sí Manolo Mata, Carmen Alborch, Ana Botella y otros socialistas.

Cataluña centró buena parte de la conferencia. Su receta: «Empatía, aproximación y dialogo. Que lo llamen buenismo. Yo lo llamo democracia, la única herramienta para la convivencia». La cita resume la alocución de casi una hora (sin lectura de discurso) de Zapatero, que lo dejó claro: «No vale solo la respuesta de la autoridad para el que está equivocado».

El expresidente traía una sorpresa: la invitación a Puig, «gobernante contenido y sobrio», dijo, a que lidere el diálogo para buscar una solución al conflicto catalán. «Que el gobierno apoye a Ximo para iniciar el diálogo con otras comunidades. Tiene talante para ello. Pocos pueden hacer esa tarea como él. Sería una visión nueva y creativa».

El exsecretario general del PSOE justificó la llamada en que la Comunitat Valenciana, por «su singularidad» con Cataluña, y el País Vasco deberían jugar un papel importante en esa posible solución. Es cuestión de interés, vino a decir, porque «no lograremos un modelo [de financiación] más justo si el país sigue en la fractura con Cataluña. No habrá un mínimo debate racional y cualquier partidismo se antepondrá». Y el sistema de financiación autonómica, como recordó no sin sorna, es la gran preocupación de Puig y del Consell.

Habrá que ver si el presidente de la Generalitat recoge el guante. Puig se ha alejado de Cataluña, objetivo fundamental en la primera parte de la legislatura, en la medida que el avispero independentista se incendiaba.

Zapatero, en otra exhibición de buenismo, reivindicó a la generación de 1978 y los logros de los últimos 40 años. «Existe un prestigio intelectual del pesimismo y una sobrevaloración de la actitud crítica en política», dijo. En las diferentes variables de la convivencia que repasó (ideológica, religiosa, racial), los indicadores de la democracia española son positivos.

El problema es territorial: «La convivencia de las identidades es el tema de España», dijo. Y el único camino, «una defensa cerrada del diálogo» y el acuerdo. Porque hasta ahora «la política está llegando tarde y ha hecho que el derecho penal esté ocupando todo el espacio». No obstante, pese a la reivindicación de los logros de los últimos 40 años, abrió la puerta a la reforma de la Constitución.

Como la democracia es también el sistema en el que las imperfecciones se ven (frase suya), Zapatero tuvo que responder antes de la conferencia sobre el caso de presunta financiación irregular en la campaña de 2007 que acecha a PSPV y Bloc y que implica a departamentos de su gobierno y replicó que ha descubierto a la consultora Crespo Gomar SL por las noticias de las últimas semanas.