La mochila del plan Confianza, la iniciativa estrella del entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps, para generar empleo e inversiones en los municipios, está ya en los presupuestos generales de 2018. Una resolución de la Conselleria de Hacienda traslada a las cuentas de este año remanentes de crédito no gastados en 2017.

La mayoría, 150 millones de euros, procede del plan de inversión, un dinero comprometido para los ayuntamientos, pero que Hacienda sólo puede tranferir si los municipios certifican que la obra ha terminado. De esta manera se van arrastrando durante años.

El lastre de unos fondos que no terminan de ejecutarse afecta también a los planes de vivienda acordados con en varios convenios con el Gobierno central y que algunos casos se remontan incluso al año 2008.