El sarampión es una enfermedad infecciosa causada por un virus del género Morbillivirus. Se transmite vía aérea por las pequeñas gotas que producimos al toser, estornudar o hablar o por contacto directo con las secreciones nasales o de la garganta de una persona infectada.

Es altamente contagioso y se estima que el 90 % de las personas no inmunizadas que son expuestas a una persona infectada contraerán la enfermedad.

Sus síntomas principales incluyen fiebre, sarpullido, tos, moqueo de nariz e inflamación de ojos. Los primeros síntomas aparecen de media a los 10 días de la exposición, aunque la fiebre puede aparecer entre el séptimo y el vigesimoprimer día.

El sarpullido aparece normalmente al cuarto día de que empiecen los síntomas y uno puede contagiar la enfermedad desde cuatro días antes hasta cuatro después de que aparezca la erupción.

Las posibles complicaciones que presenta el sarampión pueden incluir neumonía, encefalitis, otitis, diarrea, bronquitis e infecciones bacterianas secundarias.

La panencefalitis esclerosante subaguda (SSPE), una enfermedad degenerativa severa pero rara, también está relacionada con la infección.