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VI. Reivindicaciones del mundo rural

Los silvestristas exigen seguir capturando aves cantoras para concursos

El presidente de la Federación Ornitológica incide en que no se les permite amaestrar más del 1% de la población total de cada especie de pájaros

Los silvestristas exigen seguir capturando aves cantoras para concursos

Cada año los silvestristas se congregan en concursos donde el canto de más de 30.000 pájaros silvestres es juzgado y valorado por un tribunal especializado en la Comunitat Valenciana.

Una actividad en la que el gorjeo de especies como pardillos, jilgueros, verderones y verdecillos se potencia hasta el máximo (a través de entrenamientos basados en la escucha de pistas de audio hasta que consiguen imitar sus sonidos) para obtener el reconocimiento de la comunidad, con un premio de hasta 4.000 euros en alguno de los 130 concursos anuales que se celebran en plena naturaleza.

Sin embargo, los aficionados ven «en peligro» este certamen tradicional que nace en 1944 en el mundo rural y que «cada año sigue vivo gracias a la transmisión de padres a hijos». Motivo por el que la Federación Ornitológica Cultural Silvestrista Española se une, junto a otras 14 entidades, a la manifestación convocada por la Federación de Caza y que recorrerá las calles de València el próximo 26 de mayo.

Miquel Soler, presidente de la federación, lamenta que el reglamento de captura de aves para estos fines sea «un poco dura». Y es que el decreto emitido por el Ministerio de Medioambiente fija un cupo anual de conformidad a los niveles de conservación de estas aves, por lo que no se les permite capturar más del uno por ciento de la población total existente de cada especie por temor a su extinción. A pesar de que aseguran que el 80% de las aves que cazan las dejan al poco tiempo en libertad.

«No todos los pájaros son hábiles para este tipo de concurso. No se valora que canten más o menos, sino que lo hagan bien», explica Soler. Por lo que después de capturar los animales «selectivamente» y «en pequeñas cantidades» con un sistema de red horizontal, prueban la calidad de su canto y los liberan en caso de que no sean lo suficientemente buenos.

Soler acusa a los sectores ecologistas de endurecer el decreto para la captura de las especies, pese a que la norma es del ministerio del Gobierno del PP. Aún así, asegura que el aumento de las restricciones en cuanto al número de autorizaciones y los cupos de captura en el mundo del silvestrismo comenzaron «a raíz del aumento de estos movimientos».

Con el decrecimiento del número de estas especies en los últimos años, la captura permitida se ha visto reducida en un 20 %. Pese a todo, Soler admite que no les afecta demasiado porque «es suficiente la cantidad con la que trabajamos».

Así, la normativa no permite capturar más de 45.000 unidades en toda la Comunitat Valenciana. Además, destacan que la restricción se efectúa conforme al tipo de ave: ocho unidades como máximo de verdecillos por persona autorizada y cuatro en el caso de jilgueros, verderones y pardillos. Así, cada silvestrista puede capturar un máximo de veinte pájaros al año. «Es una actividad muy arraigada en la Comunitat Valenciana, donde se cuenta con 4.000 silvestristas autorizados para la captura de aves», explica Miquel.

De hecho, hay más de medio centenar de asociaciones en la Comunitat Valenciana. De estas, 30 están en la provincia de València, 15, en Castelló y 25, en Alicante. El número no ha variado en años.

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