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VIII. Reivindicaciones del mundo rural

"La importación de Sudáfrica damnifica a la agricultura valenciana"

El portavoz de las Cooperatives Agroalimentàries valencianas explica que los productos que llegan del exterior pueden portar plagas perjudiciales

Trabajadores en la cooperativa Cheste Agraria. Daniel Tortajada

Las Cooperatives Agroalimentàries de la Comunitat Valenciana se unirán también a la movilización del 26 de mayo en apoyo al mundo rural, promovida por la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana y a la que hay adheridas otras 14 entidades como agricultores, ganaderos, colombaires o silvestristas.

Lo hacen porque «las cooperativas no se pueden deslocalizar del mundo rural», explica Enrique Belles, portavoz del consejo rector de la Federación, que añade: «Su razón de ser son los agricultores». Y es que este órgano de representación del movimiento cooperativo agroalimentario agrupa 359 cooperativas que emplean a 22.500 agricultores valencianos. Esta se constituye como una «entidad sin ánimo de lucro, sobre la base de la asociación libre que ostenta la defensa del cooperativismo agrario en el ámbito valenciano», llegando a facturar 1.200 millones de euros al año.

«En el caso de otros modelos económicos, la agricultura genera riqueza para autonomías o países enteros, incluso en algunos casos se exporta a terceros», indica Belles. Sin embargo, explica que la razón de ser de las cooperativas es generar riqueza al mundo rural a nivel comarcal y facilitar la subsistencia de los sectores empobrecidos, así como favorecer la equiparación de la labor agrícola entre hombres y mujeres.

«No es el capital lo que funciona. Es un contexto que llega directamente a la gente, poniendo como eje central a la persona», explica Enrique, con lo que se contribuye a la creación de empleo local y a la fijación de la población en zonas despobladas.

También existen ventajas para el agricultor. «En la ley de cooperativas todos tienen voto en la toma de decisiones, independientemente de si son capaces de producir uno o 20 kilos de cultivo al día. La especulación económica queda fuera de este contexto», reconoce Belles.

Exportaciones «masivas»

Asimismo, añade que otro de los motivos que les impulsa a adherirse a la movilización es la exportación masiva de terceros países. «El problema no es que vengan, porque estamos acostumbrados a tener competencias en el mercado y eso no es malo. El problema es cuando son cultivos que han sufrido plagas que no existen aquí y no utilizan el tratamiento correcto para ahorrar gastos. Estos acaban por crear problemas de salud en los consumidores», denuncia.

Es el caso de Sudáfrica, explica Belles, que llega a exportar 400.000 toneladas anuales a Europa. Con tantas cantidades de frutas, verduras hortalizas y otros productos, solo se investigan algunos de los contenedores que traen desde el país africano en el control de frontera. Estos son retenidos y puestos en cuarentena. Pero hay muchos que no son investigados y acaban atravesando las fronteras europeas.

Después, una vez entran a Europa, la libertad de circulación es mucho más sencilla. Y es que explican que hace años que dejaron de cruzar la frontera de España porque «están obligados a pasar controles muy estrictos de calidad». Por lo que han comenzado a utilizar las rutas del norte de Europa, como Holanda o Inglaterra.

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