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Adiós a la Estación de Aragón y bienvenida al nuevo estadio del Levante UD

El sueldo medio de los valencianos rondaba los 450 euros anuales y el salario mínimo interprofesional estaba fijado en 0,61 euros al mes en 1968

La primavera valenciana de 1968 abandonaba el blanco y negro a pasos agigantados para buscar el estallido de colores. Aunque sin libertad democrática y con el régimen del dictador Franco dispuesto a perpetuarse, el boom demográfico y la entrada de divisas gracias a la actividad exportadora de la economía autóctona, empezaba a producir cambios en la trama urbana del Cap i Casal.

La antigua Estación de Aragón, inaugurada en 1901 con el trazado del ferrocarril a Calatayud, se cerró definitivamente el 26 de mayo. Desde ese día, todos los trenes salieron de la estación de València-Término en la modernista Estación del Norte. La ciudad debía ensancharse y la Avenida de Aragón era una de las señaladas.

También se mordía zona de huerta en otro punto de la ciudad, en Orriols, con el anuncio de la construcción del nuevo estadio del Levante UD, que debía abandonar el vetusto Vallejo junto al cauce del Turia, también por la presión urbanística.

Aunque no hay datos estadísticos propios sobre el sueldo medio de los valencianos en el 68, un anuncio de la época en busca de administrativo puede ser indicativo. «75.000 pesetas (450,76 €) líquidas anuales, para contabilidad y colaboración con técnica de acondicionamiento de aire. Servicio militar cumplido». Lo que sí se sabe es que el salario mínimo interprofesional estaba fijado en 102 pesetas (0,61 €) al mes.

Un salario muy ajustado a lo que se pagaba de hipoteca, unos 12 euros, por un piso en la zona de expansión en València, en Monasterio de Poblet, en el barrio de Campanar. «Cuatro dormitorios, baño completo y aseo independiente, gran comedor-estar, construcción esmerada. Precios 295.000 [1.772,99 €] y 330.000 [1.983,34 €] pesetas, entrada 60.000 pesetas [360,61 €]. Resto 2.000 pesetas [12,02 €] al mes», según la propaganda.

Segunda residencia

La presión urbanística también se trasladó a la costa, donde se empiezan a construir los primeros bloques de apartamentos. Como en la playa de La Pobla de Farnals -«a un pitillo de València», se publicitaba-. Uno de los más populares de la década fue el complejo Copacabana, con tres piscinas, aparcamientos cubiertos, parque infantil. Unas viviendas de segunda residencia cuyo precio oscilaba entre las 483.000 pesetas [2.902,89 €], según fuera de tres o cuatro dormitorios, y con una entrada mínima de 25.000 pesetas [150,25 €].

El 600 y el Simca 1000

La adquisición de un chalet o un apartamento comportó la compra de un vehículo. Los más populares fueron los de la marca Seat, donde el modelo básico del 600 estaba en 65.000 pesetas (390,66 €) y el modelo familiar del 1500 en 105.000 pesetas (631,06 €). El Seat 850 y el Simca 1000 eran también los coches del momento. Los talleres, donde se vendían los coches antes de los actuales concesionarios, daban todas las facilidades para el pago en comodos plazos.

Y entre las motocicletas, la Vespa, con y sin sidecar, era la reina, aunque el Vespino se abría paso entre los jóvenes.

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