«No creo que las estadísticas reflejen totalmente la verdad. Los jubilados extranjeros no estamos volviendo a nuestros países. Lo que ocurre es que muchos son reacios a empadronarse».

Margaret Hales, residente del Poble Nou de Benitatxell y presidenta de The European Unión of Women (la Unión Europea de Mujeres), no cree que los jubilados del norte de Europa que se mudaron a la Comunitat Valenciana y, en concreto, a la Marina Alta y la Baixa, estén ahora haciendo las maletas y regresando a sus países.

«No es una tendencia que estemos apreciando. No tenemos ninguna evidencia real de que esto esté ocurriendo. Aunque sí es cierto que la población de británicos empadronados se ha reducido en los últimos años», explicó ayer esta residente británica.

Hales precisó que hay pensionistas que pasan seis meses en su casa en España y otros seis en el Reino Unido. Este último periodo coincide con el verano. Alquilan su casa y se libran de los calores del estío. Esos residentes de medio año no suelen empadronarse. No quieren pagar impuestos extra ni declarar su pensión en España (en el Reino Unido están exentas de impuestos).

Luego están los jubilados que vendieron su casa en su país y decidieron establecerse para siempre en pueblos como Xàbia, el Poble Nou de Benitatxell, Calp o Llíber (por citar algunos de los que tienen más porcentaje de población foránea). «Es mi caso. Y opino que decidimos convertir España en nuestro hogar y no tenemos ninguna intención de marcharnos. El Brexit,, afirma Hales.

Los ayuntamientos de la Marina Alta llevan también unos años peleados con la estadística. Al igual que Margaret Hales, aseguran que el padrón no se ajusta a la realidad. Han iniciado campañas para convencer a los extranjeros de las bondades de empadronarse y de frenar la sangría demográfica. Calp lo ha logrado.

El último dato del INE (Instituto Nacional de Estadística) situaba la población en 20.804 habitantes. En el último año, ha recuperado 1.213 vecinos. El ayuntamiento sostiene, sin embargo, que entre 40.000 y 45.000 personas viven en el municipio durante más de siete meses al año.

Y advierte de que muchos vecinos extranjeros «desaparecen» dado que ignoran que deben renovar el empadronamiento cada cinco años si son residentes o disponen de tarjeta de residencia de larga duración o cada dos años si son no residentes. De hecho, el consistorio detectó que había jubilados foráneos que estaban convencidos de figurar en el padrón cuando, en realidad, ya no constaban.

Mientras, Xàbia no logra contener el declive demográfico. Su Little Britain se ha desinflado. En 2012, eran 8.737 los vecinos de esta nacionalidad. Ahora esta colonia ha bajado a 4.966 habitantes. La clave, según las fuentes municipales consultadas, está también en que muchos de estos vecinos no renuevan su empadronamiento.

«También hay casos de personas de más de 80 años que ya tienen problemas de movilidad y que se han quedado solos. No tienen familia. Y sí que ponen en venta su casa y vuelven con sus familias en el Reino Unido», precisa Hales. «Pero para la mayoría de nosotros volver no es una opción».

Los jubilados extranjeros consideran buena la sanidad y la atención de los servicios sociales. Estos pensionistas suelen vivir en urbanizaciones. El aislamiento es un problema. En Xàbia, por ejemplo, unas 6.000 personas de más de 65 años habitan en el extrarradio. La mayoría son residentes extranjeros.