Los festivales de grafitis y arte urbano se han convertido en motor cultural o turístico. Sobre todo en municipios pequeños o rurales, donde se destierra del imaginario colectivo la idea de «vandalismo» asociada a esta práctica que es todo un arte. Con la primavera arrancan los festivales de arte urbano en la Comunitat Valenciana, entre ellos el Poliniza Dos, organizado por la Universitat Politècnica de València (UPV), que celebra su decimotercera edición entre el 7 y el 11 de mayo.

Considerado el festival decano en el panorama español, ya que nació en 2006, con el objetivo de integrar la dimensión pública del arte urbano con las corrientes artísticas contemporáneas. Por sus 500 metros cuadrados repartidos en el campus de la UPV, han pasado artistas como Blu, San, Belin, Escif, Inti, Aryz, Brad Downey, Eltono, Said dokins, Alexis Diaz, Satone, 3ttman, Bastardilla, Hyuro y Nuria Mora.

El Ayuntamiento de València estrena el 8 de mayo una ruta con estudiantes de Primaria por el centro para conocer «puntos paradigmáticos de expresión del 'street art'» desde un punto de vista artístico y técnico. En esa ruta se explicará su significado desde un contexto histórico y sociológico, y se buscará una reflexión sobre esta tendencia como representación de la realidad contemporánea, el papel del arte y del espacio público.

Uno de los festivales más singulares de la C. Valenciana es el Museo Inacabado de Arte Urbano (MIAU) de Fanzara, un pueblo de menos de 300 habitantes del Alto Mijares en Castelló. Se trata de un proyecto social de convivencia a través del arte urbano, que surgió para recuperar la convivencia entre vecinos, gravemente afectada por un proyecto de vertedero.

Durante cuatro días se invita a los artistas a convivir con los vecinos, en su mayoría gente mayor de entre 70 y 80 años; no se les paga y se alojan en sus casas, comen de su comida y pintan las fachadas cedidas por éstos o por el ayuntamiento. Para la edición de 2018, del 5 al 8 de julio, hay inscritos 190 artistas de 25 países de los que se seleccionarán 15 o 20, pues sus organizadores buscan que el proyecto sea sostenible y no se les «vaya de las manos».

La C. Valenciana acoge otros muchos festivales, auspiciados en su mayoría por ayuntamientos, como el «MésqueMurs» de Sagunt (el Camp de Morvedre), que celebra del 3 de mayo al 13 de junio su tercera edición. Para esta ocasión se pintarán ocho muros de Sagunt, Port de Sagunt y Baladre por parte de grafiteros de renombre nacional e internacional, como las argentinas Milú Correch y Hyuro.

En otoño (el 30 de septiembre) será el turno del «Final de trajecte», que organiza Rafelbunyol desde 2016, para dar a conocer el arte urbano en esta localidad de l'Horta con una idiosincrasia rural y poco acostumbrada a estas prácticas urbanas. El ayuntamiento declaró los muros municipales «de libre expresión» para que pudieran ser intervenidos, previa solicitud, y ofrecer a los jóvenes una nueva alternativa de ocio. En 2016 nacía «Graffitea» de Cheste (la Hoya de Buñol) que celebra su tercera edición del 2 al 6 de mayo, en la que seis artistas intervendrán los muros de la localidad, entre ellos, algunas viviendas particulares.

Desde 2008 se celebra el «Mislatas Representan», un festival de arte urbano bienal, que cumple su sexta edición; Godella acoge desde 2015 el Godejam, y Picassent cuenta con el Cromapica, que va por su tercera edición. Gandia tiene el «Pixavi», que celebra este año su octava edición, y Buñol acoge «De Part en Part», un festival bienal que arrancó en 2017, al igual que el de Sant Joan (Alicante), «La Tapia».