El Podemos más rupturista, el que saca de sus casillas a sus socios de PSPV y Compromís y tensiona el bipartito hasta el extremo apareció ayer por las Corts para poner en un brete la aprobación de la ley de creación del Consell de l'Audiovisual, una norma a la que obliga el propio Estatut d'Autonomia, pero que lleva pendiente desde hace más de una década.

El Consell de l'Audiovisual es el órgano llamado por ejemplo a poner orden en la adjudicación de licencias en el caótico sector de la radiodifusión valenciana y a convertirse en una autoridad independiente con competencias reguladoras y sancionadoras sobre contenidos del sector audiovisual y obligación de velar por el pluralismo y la honestidad informativa.

Pero cuando Podemos anunció que no apoyaría la ley porque consideraba que en manos de sus socios (PSPV y Compromís) el Consell de l'Audiovisual no iba a ser un órgano independiente y que esa forma de legislar es impropia del Botànic saltaron todas las alarmas. La norma contaba con un apoyo trabajado de Ciudadanos, porque al ser una ley que emana del Estatut requiere mayoría reforzada de tres quintos.

Un apoyo complicado, el de Ciudadanos, porque valida en la Comunitat Valenciana un órgano cuyo funcionamiento deplora en Cataluña y permite crear un nuevo organismo (el Consell de l'Audiovisual) lo que el partido de Rivera suele rechazar y lo que provocó duras críticas del PP.

Con el pleno ya por encima de las cinco horas, un receso que iba a ser de cinco minutos consumió 25. No había acuerdo. La formación morada llegó a lanzar en el chat interno de sus diputados la posibilidad de abstenerse, lo que permitiría aprobar la ley con los votos de PSPV, Compromís, Ciudadanos y no adscritos.

De nuevo el grupo de Alexis Marí aparecía como salvador como ya ocurrió hace medio año en el trámite presupuestario. Un resultado que iba a interpretarse como una nueva grieta en la cohesión botánica.

In extremis, Podemos se salió con la suya en lo esencial, es decir que el presidente del futuro Consell de l'Audiovisual tendrá que nombrarlo las Corts y no el presidente de la Generalitat como estaba previsto o que los dos miembros (de siete) que seleccione el Consell tendrán que comparecer antes en las Corts para que pueda valorarse su idoneidad.

Para acabarlo de complicar y con la ley en el alero, el PP comprendió que Podemos iba a meter un gol por la escuadra a sus compañeros de Botànic tras meses de negociación y rechazó que el acuerdo del tripartito sobre la bocina pudiera tramitarse.

Ello obligó a que la ley se aprobara sin las exigencias de Podemos. Pero existe un compromiso para presentar hoy mismo en el registro de las Corts la proposición para el cambio de ley y aprobarla por lectura única, es decir sin más trámites.

Todo un síntoma de lo difíciles que resultan los equilibrios en el Botànic y de que la equidistancia con la se emplea Podemos en muchos casos irrita a sus socios parlamentarios. Al final, se aprueba una ley que hoy mismo inicia el camino de la reforma para incorporar las exigencias de Podemos.