Que la foto de un alimento desde nuestro móvil pueda traducirnos al instante el estado del producto que queremos comprar, su frescura, conservación y composición, es el reto que se ha marcado el catedrático de Análisis Químico, Miguel de la Guardia, desde el laboratorio en el que trabaja con su equipo en la Universitat de València (UV).

La investigación ya está patentada y lo que falta para que llegue al gran público es un software libre que traduzca en información para el consumidor la imagen que previamente se sube a la nube. Los propios investigadores no descartan desarrollar ellos mismos el software si no logran financiación, como afirma De la Guardia ante el decano de Ciencias de Alicante, ambos embarcados en que la Ciencia llegue al alcance de todos en lo que ya denomina «química analítica democrática».

De la Guardia cuenta cómo llegó a plantearse este proyecto a partir de comprobar que la foto de cualquier objeto, con los parámetros universales de resolución, rojo, verde y azul, podía servir para utilizar esa señal «como si fuera un espectro, un instrumento de análisis y de comparación de los datos con una técnica de autopeso» y, desde ahí, crear modelos. Ya han comprobado el éxito de su empeño con la foto de una rodaja de salchichón. La porción blanca del embutido la correlacionaron con el porcentaje de grasa. «Parece obvio, pero nadie lo había hecho antes», confiesa el catedrático.

A partir de ahí recuerda que pensó en lo que su abuela le había dicho tantas veces cuando iba a comprar el pescado al mercado, «había que mirarles los ojos». Así que, manos a la obra, uno de los doctorandos del equipo hizo fotos de los mismos peces a lo largo del tiempo «y comprobamos que cambiaban de color, de lo que obtuvimos una curvas de variación, unos parámetros de la foto según la cantidad de días que llevaba el pescado retenido en el hielo».

De forma que con las fotos del ojo de un pescado se puede determinar su nivel de frescura «porque la rotura de la cadena de frío hacía envejecer esos parámetros del color del ojo del pescado».

De la Guardia admite que el hilo conductor que de un valor añadido a su investigación es un software libre para que los beneficios «se dispersen entre la sociedad y se descubra el valor de la Ciencia al alcance de todos». La app estaría así a la vuelta de la esquina.