Expertos en gestión forestal, clima, suelos y extinción de incendios, agrupados en torno a la Plataforma Forestal Valenciana (PFV), han convocado un congreso para el próximo noviembre en Calp con el que pretenden alertar sobre las consecuencias que realidades como el cambio climático, el abandono rural o la falta de planificación forestal tienen en la peligrosidad de los «nuevos» incendios forestales.

La primera y hasta ahora única comunicación del III Congreso Forestal de la Comunitat Valenciana no esconde la gravedad del problema y las temibles tendencias observadas en los últimos años.

En este contexto, el documento destaca que cada vez «son más» los grandes incendios forestales (GIF), de más de 500 hectáreas, que suponen el porcentaje más alto de la superficie total quemada. Muchos de estos GIF son incendios de alta intensidad, que se desarrollan en condiciones de alta temperatura, con o sin viento y baja humedad.

Resultan extremadamente «dañinos y peligrosos» y llegan a ser «imposibles de gestionar para las actuales estrategias, infraestructuras y medios de extinción». Y añade: «Su control puede llegar a ser imposible, estando solamente a merced del cambio de las condiciones meteorológicas reinantes».

Este tipo de incendios supone un «grave riesgo» para las zonas urbanas, donde la llegada del fuego entraña un gran peligro para la población y sus bienes. En estos casos, cada vez más frecuentes, el incendio forestal deriva hacia «una multiemergencia con grave riesgo poblacional, con afección a vidas, bienes, infraestructuras y actividad económica», explican.

«El riesgo de catástrofe por pérdidas humanas, tanto de vecinos de las zonas afectadas como de fuerzas de extinción, es muy alto, tal como se puede constatar por lo sucedido durante los incendios del año 2017», añaden los convocantes del congreso, que recuerdan lo sucedido en países con clima mediterráneo como España, Grecia, Portugal, Australia o California.

Raúl Quílez, coordinador del comité científico del congreso, junto a José Vicente Oliver, de la UPV, suscribe plenamente estas afirmaciones. A su tesis sobre nodos de propagación añade una larga experiencia en las brigadas aerotransportadas de extinción y ahora en el Consorcio de Bomberos de València.

Quílez niega que el futuro descrito sea «inevitable», aunque «lo será si no hay gestión», admite.

«Lo estamos viendo en todo nuestro entorno. Nos enfrentamos a lo que ocurrió en 1994, de nuevo con grandes masas forestales que no paran de crecer sin control pero sin la bondad del clima que había detrás», advierte.

«Se han producido cambios perceptibles como el descenso de las precipitaciones en primavera o un incremento de la acción y efectos de las plagas que hacen que la vegetación llegue más debilitada y vulnerable a la época de máximo riesgo», destaca Quílez.

Sobre el aparente pesimismo frente a los GIF que se desprende del análisis que realiza la PFV, Quílez dice que el congreso pretende alertar «sobre lo que está pasando» antes de que se vivan situaciones como las que cada verano se observan en California o, más recientemente, en Portugal.

«Hasta ahora hemos ido atacando el fuego con cierto éxito que ha ayudado a extender la superficie de las masas forestales, pero no podemos ponernos la venda en los ojos y seguir gestionando los nuevos incendios como se hacía en el siglo XX», concluye el experto.