Sabe mejor que nadie lo que es batirse el cobre por la salud de sus vecinos, además, en una época en que los avances tecnológicos eran escasos. Sin historias médicas digitalizadas más allá de los datos que se atesoraban de forma manual ni grandes medios, Bernardo Monzó, médico rural, ha sido durante cuatro décadas el referente para los problemas médicos de sus vecinos de Benimodo.

Este trabajo ha sido reconocido por la Fundación del Colegio de Médicos de Valencia, que en abril decidió otorgarle el premio a la mejor Trayectoria Profesional como médico rural gracias a la colaboración de la Diputación de Valencia. El reconocimiento, instaurado hace dos años, ensalza la «imprescindible, y en ocasiones poco reconocida, labor» de los médicos en poblaciones de menos de 10.000 habitantes.

Por ello, Levante-EMV ha decidido concederle su premio Portada del mes de abril de 2018, que le será entregado en unos días durante un desayuno en las instalaciones del diario. «La verdad, estoy abrumado», reconocía ayer el galeno tras recibir la noticia. «Es un reconocimiento muy grande porque para un médico rural, el aislamiento es la tónica durante muchos años», aseguraba recordando las dificultades de los primeros años en una población pequeña como Benimodo, sin medios y sin apenas infraestructura.

Nacido en Carlet, en 1978 fue contratado como médico en la cercana población de Benimodo. A principios de los noventa y junto con otros compañeros de poblaciones cercanas (Carlet, l'Alcúdia y Guadassuar) organizó unos servicios de urgencias para la zona con el respaldo de los ayuntamientos. Con el hospital de la Ribera ya en marcha, se hizo cargo de la hospitalización a domicilio, servicio en el que estuvo durante 15 años. Hace solo dos años, lo jubilaron forzosamente de su puesto en la sanidad pública, cuando llevaba ya 39 años en activo en Benimodo, población que también le ha reconocido como Hijo Adoptivo.

Ahora, y desde entonces, pasa consulta privada en Carlet, de donde es originario y donde preside también la Fundación Caixa Carlet. «El trabajo ahora es más una distracción que una carga», asegura, contento por sumar premios que visibilizan la labor de unos compañeros que no siempre tienen la consideración «que merecen».