? El mercado está en los injertos capilares pero los profesionales del trasplante aplican la técnica para solventar problemas en otras zonas del cuerpo: por ejemplo en las cejas y la barba. En el primero de los casos, los pacientes buscan repoblar el pelo que se ha perdido por cicatrices, enfermedades o también por efecto de la edad. Aquí el mercado femenino está en auge. En el segundo caso, se busca repoblar barbas afectadas por alopecias, en muchos casos, de tipo nervioso que impiden al pelo crecer uniformemente.
«Es gente que siempre ha llevado barba y que no se ve con la cara afeitada y que, por uno u otro problema, ha perdido densidad en algunas zonas concretas», explican desde la unidad de medicina capilar del Hospital Quironsalud de València. En España, este tipo de intervenciones son, todavía residuales, pero no para hombres de Oriente Medio donde tener una barba poblada es sinónimo de estatus. Las cifras de la Sociedad Internacional de Cirugía Capital restaurativa (ISHRS, por sus siglas en inglés), avalan esta tesis: de 2014 a 2016 las intervenciones faciales (en barba o bigote) se han incrementado en todo el mundo en un 101 % y, la mayoría se hacen en Oriente Medio y en Asia.
