La Conselleria de Cultura acaba de iniciar el expediente para declarar como bien mueble de interés cultural las más antiguas, un total de 70 campanas góticas fechadas entre 1250 y 1659. Se trata de piezas de bronce con inscripciones y relieves góticos que han sobrevivido al paso de los siglos y a circunstancias como guerras y desamortizaciones, con sus nombres propios (es el único objeto religioso que recibe un nombre cuando es bendecido) y que están casi todas en uso.

El inventario incluye desde las más pequeñas, como la campana de Les Ànimes de una ermita de Morella (Castelló) de 5 kilos de peso; a la más grande, El Micalet de la catedral de València, de 7.514 kilos, fundida para que su sonido llegara hasta las murallas. Esta, sin embargo, ya no tiene asas porque se rompieron una noche de 1623.

En el inventario figuran ocho de las once campanas de la catedral de València (la capital española con más campanas góticas), que desde 1989 son cuidadas por una asociación cultural donde una treintena de campaneros las hacen sonar, investigan sobre ellas y han recibido un premio europeo por su dedicación a este patrimonio cultural.

El presidente de Campaners de la Catedral de València, Francesc Llop, explicó que la Comunitat Valenciana ha sido la primera en dotar de protección individual a las campanas (tiene inventariadas unas 5.000 campanas), así como en declarar BIC los toques manuales de campanas de cuatro iglesias y en impulsar la restauración de estas piezas, de forma que los motores no impidan el toque manual.