El mundo rural ocupa el 70 % del territorio de la Comunitat Valenciana, aunque el 80 % de su población vive en ciudades. El mundo rural está en peligro y se siente «discriminado». Y el mundo rural ha decidido poner las cartas sobre la mesa. Así, tras anunciar una movilización prevista para este sábado en la ciudad de València, clama que su situación no puede mantener por más tiempo el SOS. Necesita cambios y los necesita ya.

El estudio refleja que en los últimos años se han abandonado o dejado de cultivar 275.000 hectáreas por la falta de rentabilidad. Es decir, una de cada tres hectáreas de tierra cultivable ya no lo es. Además, el descenso de la población agraria ocupada entre 1985 y 2017 ha sido del 62,7 %, con un total de 96.600 personas.

A eso se añade que la Comunitat Valenciana cuenta con 2,3 millones de hectáreas, pero el 36 % de la superficie total de las tierra está en peligro por daños de la fauna salvaje. Y aún así, con estos datos encima de la mesa, el sector junto a la industria agroalimentaria genera el 14 % del PIB valenciano, con 14.623 millones de euros, de los que solo retornan al sector unos 500 entre los 170 de las ayudas europeas y 352 del presupuesto de la Conselleria de Agricultura y Desarrollo Rural. Es decir, el 3,5 % de lo que el mundo rural aporta al PIB.

Visibilizar las reivindicaciones

Por ello, y bajo el lema «Por un mundo rural vivo y nuestra cultura», las principales organizaciones que representan el ámbito rural pretenden visibilizar sus reivindicaciones ante la sociedad y reclamar diálogo y negociaciones con las fuerzas políticas, para que atiendan las necesidades del sector que garantiza el abastecimiento de alimentos y la gestión medioambiental.

Así lo explican juntos el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado; el secretario general de la Unió de Llauradors i Ramaders, Ramón Mampel; y el presidente autonómico de la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana, Vicente Seguí, que coincidieron ayer en la «necesidad de pedir soluciones» para revertir una situación económica «difícil». Y es que la acción depredadora de las especies silvestres sobre los cultivos y las infraestructuras agrarias se ha traducido, solo en 2017, en unas pérdidas directas de unos 26 millones.

Los cazadores, además, no solo se limitan a apretar el gatillo. Realizan numerosas actividades como desbroces, la recuperación de cultivos, las siembras, los comederos, los puntos de alimentos, la mejora de los puntos de agua, la construcción de balsas. Todo ello pagado de sus bolsillos. Así, los cazadores invierten cada año (2016-2017) más de 33 millones de euros, según el informe.

El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, ensalzó ayer los valores y las tradiciones del terreno agroalimentario, que abastece de alimentos a la sociedad, e instó a los políticos a «concienciarse de que la vida y la actividad de la ciudad se apoya en la agricultura».

«La manifestación del sábado es un protesta de manos abiertas. Porque queremos sentarnos con la Administración y negociar soluciones. Porque las tierras de cultivo se abandonan. Porque los precios son los mismos que hace 30 años y los gastos no paran de crecer. Porque el peso económico del sector es muy importante, pero las ayudas que vienen de Bruselas son testimoniales y las de la conselleria insuficientes. Esta situación no se puede mantener por más tiempo. Necesitamos soluciones y las necesitamos ya», concluyó Aguado.