El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha intentado en más de una ocasión ejercer de puente entre Cataluña y el Gobierno de España. El día del órdago de Carles Puigdemont (el 26 de octubre pasado) fue su último intento: habló telefónicamente con el entonces presidente catalán para que abandonara la vía unilateral de la independencia.

Siete meses después, con Puigdemont huido, las conexiones rotas entre el Govern y la Moncloa y nuevos ejecutivos en uno y otro lado, el jefe del Consell regresó ayer a Barcelona con el mismo mensaje: que Cataluña vuelva a la órbita constitucional y a la mesa de diálogo.

Puig acudía invitado a conferenciar ante un grupo selecto, Foment del Treball, la principal organización empresarial, ante la que propuso que Cataluña se una a la Comunitat Valenciana para liderar la «pulsión» por una transformación de España.

«Queremos abrir la vía valenciana de estabilidad y transformación a todos los que creen que hemos de abandonar la inercia», dijo en un discurso íntegramente en valenciano en la sede de la citada entidad.

Al margen de la estabilidad de España, el jefe del Consell considera que Cataluña puede ser aliado crucial de la Comunitat Valenciana en todos los debates abiertos sobre «un nuevo proyecto de país que ya no puede construirse desde el centro a la periferia».

Puig habló mucho de economía ante la patronal catalana, pero la cuestión territorial dejó los mensajes más jugosos. Defendió así «una España plural y equilibrada, en la que Cataluña resulta sencillamente imprescindible». Y manifestó su deseo de que la constitución de un nuevo Govern suponga «la normalización del diálogo».

El mensaje del líder de los socialistas valencianos en Barcelona era concordante con el que, poco después, lanzaba el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en la tribuna de oradores del Congreso. Pura coincidencia, según el entorno del president, ya que ambos no han hablado en los últimos días de sus estrategias sobre Cataluña. En todo caso, remarcaban que la posición de Puig no ha variado al respecto.

El Consell, no obstante, ha optado por congelar relaciones institucionales con Cataluña durante el periodo álgido del conflicto. No se han retomado, pero el levantamiento del 155 y el nuevo escenario en Madrid da pie a la reconexión, siempre que el Govern de Quim Torra no insista en el unilateralismo.

Puig, en un perfil de transformador moderado, subrayó «el momento valenciano» de avance en todos los indicadores económicos y denunció el «inmovilismo» del Gobierno de Mariano Rajoy y sus consecuencias.

La vía política valenciana la ejemplificó con que el Consell ya no se ausenta de los grandes debates. Así, ha recordado que ha sido el primero en plantear una reforma constitucional y un proyecto de nuevo sistema de financiación. El reparto de los fondos del Estado y el corredor mediterráneo no faltaron en el discurso.