El aún delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, ya ha empezado a hacer las maletas. Es uno de los damnificados de la victoria de la moción de censura contra Mariano Rajoy. De momento, no sabe nada del relevo, aseguran en su entorno, pero lo normal es que sea cuestión de días. El nombramiento de una nueva estructura territorial suele ser una de las primeras medidas de los ejecutivos entrantes.

Moragues tiene previsto regresar en principio a su plaza en la Agencia Tributaria. Fue delegado de esta en Castelló, pero puede acabar aterrizando en la sede de València. El futuro político del exconseller de Hacienda en el gobierno de Alberto Fabra queda en el aire. Ha sonado como una opción para la alcaldía de València si finalmente, como él ha pedido, Esteban González Pons continúa en Bruselas.

Con Moragues saldrán los tres subdelegados del Gobierno, uno por provincia: José Vicente Herrera (València), David Barelles (Castelló) y José Miguel Saval (Alicante). El equipo de cargos de confianza de los cuatro se compone de nueve personas, que cesarán en el momento que lo hagan sus superiores.

Por debajo quedan las secretarías generales, también una por provincia (la de Alicante está vacante), que deberán ser renovadas.

El nuevo Gobierno de Pedro Sánchez deberá decidir después qué hace con algunos puestos de responsabilidad ocupados por altos funcionarios por libre designación. Son las distintas jefaturas de demarcación: Costas, Fomento, Trabajo y Asuntos Sociales, Alta Inspección, Agricultura y Pesca, Industria y Sanidad.

En la misma situación se encuentran los responsables en la Comunitat Valenciana de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), la Confederación Hidrográfica del Júcar, la Agencia Tributaria, el Instituto Nacional de la Seguridad Social y el SEPE (empleo público estatal).

En total, una docena de altos funcionarios que pueden ser removidos de sus puestos actuales de confianza, si bien no es común un relevo masivo.

Quinielas para el puesto

Como es lógico, las plazas que queden vacías tienen que ser cubiertas. La silla importante es la de titular de la Delegación del Gobierno. Como publicó ayer Levante-EMV, el nombre de la secretaria general socialista de la provincia de València, Mercedes Caballero, suena con fuerza. Tiene a su favor su pedigrí de sanchista leal hasta en los malos momentos y mano derecha de José Luis Ábalos en València. El miembro de la ejecutiva del PSOE Andrés Perelló es otra opción si no entra en la estructura del Gobierno en Madrid. Con un perfil distinto, de fidelidad a Ximo Puig, suena el director de la Agencia de Seguridad del Consell, José María Ángel. Alguien que ya conoce el puesto, también ximista, es Ana Botella , diputada que ayer se hacía un selfi con Sánchez en el Congreso.