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Análisis

La oportunidad de Bonig

«Puede resultar irónico, pero esta crisis refuerza a Bonig, precisamente por la debilidad en que queda Génova». La reflexión la hace un dirigente con experiencia a sus espaldas y contactos en la capital. Ayer en el PP valenciano nadie se atrevía a aventurar qué pasará con Rajoy y cómo el PP nacional digerirá la pérdida de poder. Desconocen si el expresidente del Gobierno se enrocará y seguirá como líder de la oposición, si dará un paso atrás, si permitirá o controlará una renovación en Génova, si habrá o no congreso extraordinario...

Son preguntas que la dirección regional tampoco sabe responder. Esperan pistas en el comité nacional convocado para el martes, pero en todo caso todo el mundo tiene claro que se abre un proceso de incertidumbre en el partido.

¿Cómo afectará al PP valenciano internamente? La pregunta tampoco tiene fácil respuesta. En principio, los populares valencianos piensan que hay una hoja de ruta que no cambiará y que la marcan las elecciones autonómicas. Bonig será la candidata y en función de si sigue o no Rajoy tendrá más o menos margen para nombrar, por ejemplo, al candidato del cap i casal, una de las cuestiones pendientes.

En todo caso, ese nombramiento depende del comité nacional electoral. Si Rajoy sigue, Bonig podría tener que ceder; pero con la dirección nacional debilitada gana fuerza como interlocutora. Otra cuestión es si el PP desemboca en un congreso extraordinario. En el PPCV hay división de opiniones: unos creen que urge la renovación y otros que Rajoy puede aguantar en pro de la estabilidad, al menos hasta las autonómicas. En todo caso, la organización regional, sin peso hasta ahora en las decisiones de Génova, también tendría una oportunidad de ganar influencia en un escenario hipotético de guerra interna por el control del partido. «Bonig tendrá que moverse bien y sabe negociar sus apoyos», comentaba otra veterana.

Esta podría ser la ventana de oportunidad para Bonig. Hay quien ayer hacía el paralelismo entre lo ocurrido a nivel nacional y lo ocurrido en València hace años. «Gürtel hizo caer a un presidente de la Generalitat y ahora a un presidente del Gobierno. En la Comunitat, después se pagó en las urnas y, tras veinte años gobernando, nos mandaron a la oposición», reflexiona la citada fuente. Rajoy y cientos de altos cargos vivirán ahora el drama de perder los despachos y el coche oficial y el PP tiene el reto de la regeneración, una renovación que la permanencia Rajoy hizo incompleta. Bonig, al menos, puede presumir de haberla hecho sin que el partido se levantara en armas. «Puede hacerlo valer y en todo caso la blinda», apuntaba una diputada.

Por lo pronto, Bonig tendrá que ser capaz de organizar una campaña electoral en medio de una crisis profunda. Puede, de un lado, ganar en libertad, pero, por otro, hundirse con la siglas.

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