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La opinión de las bases

"La política ha cambiado, ahora sólo cabe el diálogo"

Cinco militantes de los partidos con representación en las Corts se citan mientras se debate la moción de censura - Se desmarcan del discurso y no temen en opinar sobre sus partidos, la corrupción y el Pacte del Botànic

¿Cómo ven la política los militantes de base?

¿Cómo ven la política los militantes de base?

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¿Cómo ven la política los militantes de base? Amparo Soria

Son tiempos revueltos para la política. De un día para otro, la Moncloa ha cambiado de inquilino y en menos de dos años los valencianos han ido tres veces a la urnas: una para elegir al gobierno autonómico y dos para decidir el de Madrid. La izquierda regresó a la Generalitat tras 20 años de gobiernos del PP, Zaplana entró en prisión, Cifuentes dimitió, Puigdemont huyó a Bélgica, Pablo Iglesias se compró un chalé... Una montaña rusa de escándalos ante la que la ciudadanía se asoma y que, según dan fe las encuestas, acaba provocando un profundo hartazgo. Tanto que dos de cada tres valencianos ni siquiera es capaz de identificar quien dirige la Generalitat o el Ayuntamiento de València. El 'todos son iguales' es un mantra repetido y son pocas las personas que con su vida profesional solucionada y sin la aspiración legítima de ocupar un cargo, logran comprometerse con un partido y convertirse en militantes. Son rara avis, pero existen y están dispuestos a dar la cara por sus ideas.

Levante-EMV ha buscado y reunido a cinco de ellos (dos mujeres y tres hombres), afiliadas y afiliados de los cinco partidos con representación en las Corts, para hablar de política al margen del ruido que a veces generan sus propios partidos. Son profesionales de distintas edades (entre los 30 y los 50) y ramas (comunicación, diseño, sector público...) pero están comprometidos políticamente, tanto que han decidido defender los colores de sus siglas en su tiempo libre. Ahora bien, reniegan del pin pan pun que suele acompañar los discursos de quienes están en la cúpula. No sienten obediencia a los argumentarios y se consideran libres para opinar e incluso ser críticos con los suyos. Es la política vista desde las bases, en un momento crucial para España y para la Comunitat Valenciana tras la moción de cesura contra Rajoy que ha situado al socialista Pedro Sánchez al frente de un Gobierno. Será el suyo un Ejecutivo sostenido por un juego de equilibrios complicado y que tendrá que negociar minuto a minuto cada paso que dé.

Ese mismo jueves por la tarde nuestros cinco militantes, que no se conocían entre sí, se sentaron en una céntrica cafetería de València para conversar y reflexionar sobre la situación política pasada, presente y futura. Fue un encuentro sin guion previo, en el que lo que estaba ocurriendo en el Congreso fue el plato estrella, aunque no el único asunto de debate: el Botànic, los partidos o la nueva televisión valenciana fueron temas abordados en una conversación respetuosa aunque por momentos apasionada y cuya esencia puede resumirse en las dos frases que mayor consenso generaron: «Estamos hartos del y tú más» y «Los tiempos en política han cambiado y sólo cabe el diálogo».

Ellos son Fernando Giménez (PSPV), Cristian H. Llorens ( Compromís), Jorge Fabuel (PP), Amelia Arroquia (Ciudadanos) y Alicia Gómez (Podemos) y lo que sigue es un resumen de una conversación en las que a veces se identificaba su militancia y otras, simplemente su condición de ciudadanos.

Moción de censura

Fue un tema que soliviantó a todos. Sacaron su lado más «partidista» para defender las distintas posturas que el jueves se debatían en el Congreso. Cristian, afiliado a Compromís no tenía dudas: que Rajoy abandonara la Moncloa era «urgente». Una postura común a todos menos a Jorge, del PP, que rebatió con argumentos macroeconómicos e indicadores como la bolsa o la prima de riesgo, con datos negativos ese día.

Tanto Cristian como Alicia, de Compromís, utilizaron la sentencia judicial que implica al PP «a título lucrativo» en la trama Gürtel como máximo argumento de revocar del poder a Rajoy. Amelia, desde Ciudadanos, fue más crítica de lo que Rivera es en el Congreso al apostar claramente por la «higiene democrática» en las instituciones y ahora sí, como Rivera, acudir pronto a las urnas.

Jorge Fabuel defendió su partido con un argumento que ha calado entre los populares porque «la organización no es corrupta, sino que hay personas corruptas» y lamentó que gracias a ellos «se tenga el argumento perfecto para descalificarnos». Fernando Giménez, afiliado al PSPV, añadió, desde su conocimiento de la actualidad política desde hace años, aquello de que «el poder corrompe», y aquí llegó uno de los acuerdos de todos los presentes: el tiempo de los grandes gobiernos terminó para dar paso a coaliciones con distintas sensibilidades.

Mayorías absolutas

Todos, sin excepción, acordaron que el tiempo de las mayorías absolutas es historia. Ante este hecho, Cristian se sintió decepcionado porque esperaba que esta legislatura, con la aparición de Podemos y Cs, «fuera diferente, con juegos de fuerzas, pero no ha sido así». En este punto, reflexionaron sobre cómo de madura es la sociedad para saber negociar y en este sentido, hacer política. Saber que hay que «ceder y perder » para «recuperar» y «alcanzar un objetivo». Estos conceptos, muy claros por parte de las bases, parece que no llegan a calar entre la clase política y cuando ocurre, aparecen las etiquetas para desmerecer un pacto, como reconoció Alicia, militante de Podemos.

Amelia, apuntó que Cs nació para romper el espectro bicolor del Congreso y tender puentes o, según la circunstancia, quemarlos. Cristian no cree que el nacimiento de Cs y Podemos haya sido bien encajado por los partidos «más antiguos». Fue Fernando quien puso el acento en la ciudadanía, los que de verdad pierden en el juego del «y tú más», un pasatiempo «de niños», como todos ellos calificaron, que la militancia observa con tristeza.

Jorge Fabuel intervino de manera rotunda porque se ha cansado de decir «que viene el coco» en el PP y nadie le ha hecho caso. Suscribe que estamos ante una «nueva realidad política» donde su partido tendrá que regenerarse.

El Pacte del Botànic

Cristian siente «orgullo» por el funcionamiento de la coalición valenciana y su pluralidad, donde «todos renunciaron a algo y todos ganaron». Para el afiliado a Compromís, el tripartito ha demostrado que se puede llegar a la estabilidad, aunque Alicia lamentó que cuando algo funciona salen las críticas vacías que corren como la pólvora entre los ciudadanos. Para Jorge Fabuel, el pacto funciona pero lo hace «desde la inactividad». En este punto apareció una de las materias que más quebraderos de cabeza da al Botànic: la educación y sus barracones, «de los que se desharían en el primer tercio de legislatura», recordó Fabuel, y la batalla judicial por el plurilingüismo, donde Amelia lamentó que sea «la lengua, y no la calidad, la obsesión educativa».

Crítica a los partidos

Jorge Fabuel tomó la palabra el primero. «Llega un momento en que te cansas de pedir perdón, como si fueras tú el corrupto», explicó para añadir que la regeneración es otra asignatura pendiente en el PP porque «no puedes renovarte a base de perder elecciones».

En el caso de Fernando, fue crítico con el PSPV porque hasta hace poco, los militantes «solo éramos un voto». Ahora, reconoce el cambio y puso de ejemplo las primarias con las que «nadie puede decir que no nos consultaron».

Cristian criticó el «abandono» de Gent de Compromís, aquellos que no son de una de las tres patas de la coalición (Bloc, Iniciativa y Els Verds). Y en esta línea dirigió su crítica Alicia, quien lamentó que la comunicación en Podemos funciona muy bien «de arriba a abajo», pero muy lenta «al revés». Alicia reconoció que votó sí en el plebiscito del chalé de Iglesias y Montero «con la nariz tapada».

Militancia

Precisamente, esa desatención que en ocasiones se produce por parte de los dirigentes hacia sus militantes se traduce en cierta «desorientación» de qué hay que hacer como militante. Sobre todo, como reconoció Amelia, en partidos jóvenes como Ciudadanos. Fue la primera persona en su familia en militar en un partido, frente a Fernando, cuyo círculo íntimo se declara socialista. En su caso son casi 20 años con carnet, otros, como Cristian, fueron simpatizantes y después se inscribió de forma oficial. Reconoció que aún explica según qué cosas a su madre, una mujer «criada con el silencio político de la dictadura», como él mismo reconoció.

Todos sienten que, en ocasiones, agotan a sus amigos «con el discurso político» porque su compromiso no es el que abunda entre los ciudadanos, como reconoció Alicia. Fabuel reconoció que, pese a las críticas que en este complicado momento pueda cosechar, «nunca» esconde su simpatía por el PP. Sin embargo, ninguno pierde de vista que su caso no es la norma y reconocen el desapego social hacia la política y el «desconocimiento» total de las fuerzas del poder.

Televisión pública

En la tarea política para reconquistar al ciudadano entran, de forma ineludible, los medios de comunicación. En el caso de los valencianos, se hizo alusión al cierre de Canal 9 y la puesta en marcha de À Punt. «Dejó un vacío informativo», apuntó Cristian. Todos convinieron que su lanzamiento es positivo a todos los efectos aunque, eso sí, con matices. Amelia solo espera que haya buenos gestores para evitar otro desfalco mientras que Cristian alegó la «representación política plural» que recoge la ley de creación.

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