Después de una semana y media entre rejas, Eduardo Zaplana ha abandonado por unas horas su estancia en el centro penitenciario de Picassent, donde se encuentra preso tras su detención como presunto cabecilla de la trama desarticulada en "Operación Erial". No obstante, su salida responde a cuestiones médicas ya que debía someterse a una sesión de su tratamiento periódico por la leucemia que padece desde 2015.

Custodiado por una patrulla de conducciones de la Guardia Civil, el expresidente de la Generalitat ha llegado al Hospital La Fe de València pocos minutos después de las nueve de la mañana. Su llegada ha pillado por sorpresa a los familiares de pacientes que aguardaban en la sala de espera de Hematología, donde tenía que someterse a tratamiento el exministro.

Para evitar estar junto al resto de pacientes que tenían que recibir la quimioterapia, Zaplana ha sido conducido a una sala separada donde ha permanecido vigilado en todo momento por los dos agentes del Instituto Armado. Hasta el centro hospitalario han acudido su mujer, Rosa Barceló, también investigada en la causa, y una de sus hijas, aunque se desconoce si sus familiares han podido hablar con él o al estar bajo custodia de la Guardia Civil se les ha prohibido cualquier tipo de comunicación con el paciente y a la vez reo.

Zaplana ha permanecido en la unidad de Hematología del hospital hasta las 13.30 horas, momento en el que se ha solicitado su traslado en una ambulancia de regreso al centro penitenciario, una vez finalizado su tratamiento.

Su salida del centro hospitalario ha sido fugaz, pese a haber recibido sus ciclos periódicos durante varias horas, Zaplana ha bajado rápidamente por las escaleras de la entrada principal del hospital y ha subido a la ambulancia sin ayuda alguna. Su destino, de nuevo una celda de la unidad de Enfermería del centro penitenciario de Picassent, donde permanece en prisión provisional desde la madrugada del pasado 25 de mayo por delitos de blanqueo de capitales, malversación y prevaricación, entre otros.

Debido a esta grave enfermedad que padece, la defensa del expresidente de la Generalitat ha solicitado su puesta en libertad por razones humanitarias o al menos que se le conceda el arresto domiciliario. Por su parte, la titular del Juzgado de Instrucción número ocho de València, encargada del caso, ha desestimado este recurso contra el auto de prisión provisional.

La defensa de Zaplana argumentaba que la prisión de sus cliente es una medida «innecesaria y desproporcionada», ya que no existe riesgo de fuga ni de posible destrucción de pruebas. Así, considera que pesa más el arraigo personal y familiar del exministro así como la grave enfermedad que padece y que requiere cuidados «continuos y periódicos», como así demuestra su salida de hoy.