Ana Botella Gómez es un perfil neutro en la estructura orgánica del PSPV. Tan de Pedro Sánchez como de Ximo Puig. Y al revés. Un elemento que no incomoda, por tanto, a nadie, aunque no sea fiel de nadie.

Su nombramiento como nueva secretaria de Estado de Seguridad tiene una clave con nombre propio: Margarita Robles. La exportavoz socialista en el Congreso de los Diputados y actual ministra de Defensa ha sido la principal valedora de la exdelegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, según ha podido saber este diario en fuentes del partido.

El titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, acudió a Robles en busca de asesoramiento para el nombramiento de su número dos en el ministerio. Como él es independiente, el puesto tenía que ser para alguien de partido, alguien del Congreso. Preferiblmente, de la comisión parlamentaria de Interior.

Robles, jueza de profesión, como Grande-Marlaska, dio dos nombres (un hombre y una mujer, Botella) a su compañero en el gabinete de Pedro Sánchez.

El ministro de Interior optó por la valenciana tras alguna consulta más. Por su perfil profesional: ha pasado por diferentes puestos funcionariales en la Administración autonómica y del Estado, y fue durante algo más de un año delegada del Gobierno, lo que le otorga un grado de conocimiento de las relaciones con las Fuerzas de Seguridad. Por su perfil personal: carácter tranquilo, actitud correcta y educada, poco amiga de conflictos y ecsándalos, si bien está considerada asimismo una política ambiciosa. Y también porque facilitaba la paridad en la cúpula de Interior.