La ONG Médicos Sin Fronteras tiene intención de volver a la zona de rescate en pleno Mediterráneo central una vez concluya el proceso de reequipar al buque Aquarius con nuevo material médico. «Somos tozudos», advertía ayer el director de la ONG en España, David Noguera. No obstante, la ofensiva que ha lanzado el ministro del Interior italiano, el ultra Matteo Salvini, en contra de las ONG que patrullan por el Mediterráneo y el cierre de los puertos del país transalpino obligan a meditar la futura actuación.

«El caso del Aquarius siente un precedente muy peligroso», sostuvo Noguera, ya que «distraer barcos de rescate puede implicar una mayor pérdida de vidas». Noguera, además, pidió ayer que se respete el estatus de refugiado a los 630 migrantes del buque y que todos ellos «tengan derecho a presentar su caso».

El representante de la ONG médica recalcó que estos migrantes proceden de Libia, donde han tenido que soportar «niveles sufrimiento altísimos». «Muchas personas que vienen en este viaje han sufrido directamente violencia o extorsión y prácticamente todos han sido testigos directos de situaciones de este tipo», dijo.

Es por ello por lo que Noguera reclamó que «el estatus de refugiado se respete y que todas las personas tengan derecho a presentar su caso», ya que el derecho de asilo es «un derecho humano fundamental que la Unión Europa y los países que forman parte de ella no han sido capaces de garantizar a muchas de estas personas, que en muchísimos casos huyen de situaciones de violencia y explotación».

Por otra parte, uno de los médico de MSF a bordo del Aquarius, David Beversluis, afirmó ayer que si bien el estado de salud de las personas a bordo del barco «se mantiene estable», otros «muchos» necesitarán un tratamiento adicional cuando lleguen a España. Así lo indicó en unos archivos de audio grabados por el médico, en los que aseguró quelos inmirantes a bordo habían sido testigos de historias de «tortura, violencia y violencia sexual», hasta el punto de que algunos «se vieron obligadas a presenciar violaciones desde sus celdas en Libia».