El congreso extraordinario de los populares se celebrará los días 20 y 21 de julio para elegir a la persona sucesora de Mariano Rajoy, un proceso que, por primera vez en la historia del PP, incluirá una suerte de primarias entre las candidaturas que se lancen a la carrera por el liderazgo. No obstante, la llamada doble vuelta es un camino ya transitado por el PPCV regional que en abril de 2017 eligió a Isabel Bonig para presidir el partido con un respaldo abrumador del 94%.

Ahora bien el proceso valenciano dejó al descubierto la debilidad de la organización a la hora de implicar a su militancia en la participación interna, al tiempo que puso en evidencia que la cifra de los 150.000 militantes de la que el PPCV ha presumido históricamente está lejos de ser cierta. También que la militancia pague sus cuotas. Aunque oficialmente la organización no ha vuelto a actualizar esta cifra, las fuentes consultadas admiten que tras la purga que han ido haciendo las direcciones provinciales, la cifra real estará muy por debajo.

Por lo pronto, para el proceso de elección de Bonig se inscribieron algo menos de 8.000 personas. Fueron quienes estuvieron dispuestas a rellenar la incripción para convertirse en electoras y cumplían con el requisito de estar al día en las cuotas.

Bonig competía con José Luis Bayo, exdirigente de NNGG, un precandidato al que le llegó justo reunir los cien avales necesarios y que el último día se retiró con quejas de que el proceso no había sido limpio. Con el terreno allanado (el juez rechazó las acusaciones), Bonig fue a un congreso al que el PPCV dio la oportunidad de participar de nuevo a toda la militancia y no sólo a los compromisarios, como ocurrirá a nivel nacional que ha fijado un número de 2.612 electos para toda España.

Sin rival en la primera votación, la segunda vuelta (pensada para cuando hay pelea entre candidatos y debe dirimirse en el congreso), ya fue simplemente un trámite para Bonig que salió victoriosa.

Ahora bien, las cifras volvieron a evidenciar que tras años de dedazo, a las bases del PP les cuesta salir de casa para elegir a sus representantes orgánicos. Sólo 1.500 personas de las 3.000 que teóricamente se habían inscrito como delegadas para el congreso, participaron en la votación, un 0,4% del censo. El próximo 5 de julio, la cita para votar en primera vuelta las candidaturas a suceder a Rajoy, será otra prueba de fuego para los populares de Isabel Bonig.

La organización, que busca ser influyente en la futura dirección de Génova, debe engrasar de nuevo su maquinaria para lograr una movilización contundente. Por lo pronto, Bonig reunió el jueves al partido para informar de los pormenores del congreso. Por su parte, las distintas direcciones provinciales (y la gestora de Valencia) se están reuniendo ya para distribuir los compromisarios. En principio, el reparto que hace Génova sigue dando por bueno el potencial de militantes del PPCV, por lo que la delegación valenciana será la segunda más numerosa. Si, como es de prever, se respeta el reparto del congreso nacional de febrero de 2017, al PPCV le corresponden unos 385 compromisarios. Estos serían claves en el caso de que la riña entre candidaturas se dirimiera en la segunda vuelta en el congreso.

Estar al día de las cuotas, al menos desde que se celebró el congreso regional del pasado mes de abril abril, es un requisito para participar en todo el proceso y este es el talón de Aquiles del PPCV.