La Diputación de València aprobó ayer dos planes por valor de 100 millones de euros para los 266 municipios de la provincia.

La junta de gobierno presidida por Jorge Rodríguez aprobó el cuarto Plan de Inversiones Financieramente Sostenibles, unos fondos que recuperan el superávit de la gestión de 2017 para reinvertirlos en obras de mejora locales.

Se repartirán 33 millones de euros entre los 261 municipios de menos de 50.000 habitantes y 2 millones para aquellos cuyo censo rebase la cifra. Esto supone casi diez millones más que el IFS de 2017, que se recaudaron cerca de 23 millones.

Así, el municipio que más fondos recibe es Requena con 443.000 euros y el que menos es Castellonet de la Conquesta con casi 64.000 euros. Las más beneficiadas con las ciudades grandes como Ontinyent, Alzira, Xàtiva o Cullera, que rebasan los 200.000 euros. Por comarcas, el total de La Ribera Alta supera los cuatro millones de euros, mientras que El Rincón de Ademúz obtiene poco más de 600.000 euros.

Este plan, que desafió la voluntad del exministro de Hacienda Cristobal Montoro de utilizar el superávit de las administraciones para amortizar la deuda bancaria, fue calificado por los alcaldes con un 9,1 sobre 10 por los ayuntamientos. También el expresidente de la diputación, Alfonso Rus, utilizó el remanente para aplicar planes «teledirigidos» sobre los municipios. El IFS da casi total libertad a los alcaldes para hacer las inversiones donde consideren oportuno.

Horas más tarde, el pleno de la corporación aprobó también el listado de proyectos del Plan de Servicios de Obras Municipales que de forma excepcional será bianual (para invertir tanto en 2018 como en 2019) dotado con 70 millones de euros. Estos fondos, que a diferencia del IFS sí que provienen del presupuesto ordinario de la diputación, se destinan a la construcción de obras nuevas municipales.