¿Ejercicio de realismo o bofetada a los intereses valencianos? El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el mismo que ha multiplicado el poder valenciano en Madrid con más ministros que nunca, anunció ayer que la principal reivindicación de la Generalitat, la de un nuevoGeneralitat modelo de financiación autonómica,.

Nada nuevo. Lleva caducado desde 2014. Y en enero de 2017 el anterior jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy (PP), dijo que durante ese año habría nuevo sistema, pero nada. El asunto se ha revelado como demasiado espinoso para una situación política tan frágil como la que vive España los últimos años.

Mientras tanto, la sociedad civil se ha desgañitado desde 2015 en la reivindicación de un cambio. Sin resultados. El Gobierno de Ximo Puig (PSPV) y Mónica Oltra (Compromís) ha hecho de este asunto el núcleo de su agenda. Sin frutos de momento y sin expectativas a corto plazo.

Parecía que con el socialista Pedro Sánchez la situación iba a cambiar. En el debate de la moción de censura, el entonces candidato dijo a Joan Baldoví que conocía la situación de infrafinanciación de la C. Valenciana y que tenía toda su «empatía».

Ayer, en su primera sesión de control en el Senado, el ya presidente afirmó que no hay «tiempo material» para un nuevo modelo de financiación en esta legislatura. Supone despejar el problema hasta 2020, como mínimo. «Hay que se realistas», apostilló.

Lo dijo a preguntas de Coalición Canaria. Hoy se espera que precise algo más, porque en su primera sesión de control en el Congreso de los Diputados le espera una cuestión de Compromís sobre la infrafinanciación valenciana.

Sánchez abrió ayer la puerta a un premio de consolación. Aseguró que el nuevo Gobierno efectuará mejoras «en todas y cada una» de las comunidades a lo largo de los próximos meses, antes de la convocatoria de elecciones generales, prevista para 2020, si no hay adelanto a la fuerza.

Las palabras del líder del PSOE son un problema para el Consell, que confiaba en la puesta en marcha de la reforma de la financiación, aún a sabiendas de las dificultades de que saliera adelante con un gobierno apoyado en 84 diputados y cuando en 2019 hay elecciones autonómicas: demasiados barones defendiendo sus intereses.

La posición del Ejecutivo de Puig y Oltra, al igual que las de las entidades de la plataforma por una financiación justa, es mantener sin cambios la reivindicación de un nuevo sistema.

Las mejoras serán bienvenidas (en especial si pasan por una compensación de parte de la deuda histórica: 46.000 millones), pero no se renuncia a la exigencia de un nuevo modelo. La razón es clara: la C. Valenciana es la última en la distribución por habitante de fondos del Estado. De 2002 a 2016 la infrafinanciación suma 20.000 millones de euros.

La coyuntura actual abre la puerta a fricciones internas entre socialistas y Compromís, que encuentra un trampolín para acentuar las críticas al Gobierno y marcar distancias con el PSOE.