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Informe

Las solicitudes de asilo se disparan con 2.317 peticiones en un año

La Comisión de Ayuda al Refugiado pide que se permita a los consulados tramitar las demandas

Es un informe, con cifras y datos. Sin embargo, detrás de cada cifra hay una persona, una historia, un drama y una huida del país de origen porque no hay más alternativa. El informe que la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) presentó ayer en València refleja un aumento de peticiones de asilo en la Comunitat Valenciana que casi duplica las del año anterior, que ya fue en aumento. Así, en 2017 la Comunitat Valenciana registró 2.317 peticiones de asilo, frente a las 1.367 de 2016. De nuevo, un año de récord.

El director de CEAR en València, Jaume Durà, presentó ayer el informe y no lo hizo solo. Cuatro inmigrantes le acompañaron para explicar, de viva voz, el calvario que supone para la persona migrante abandonarlo todo y huir de un país donde la vida se torna imposible. «Nadie huye por gusto. No hay más alternativa», explicaron. Cada uno con su historia. Cada uno con su drama. Cada uno de ellos, una cifra más del informe de CEAR de años anteriores.

Jaume Durá se esforzó por desmontar mitos. Entre otros que existe una «avalancha» de refugiados en una Europa -ya que ocho de cada diez desplazados están en países empobrecidos- o que existe un «efecto llamada».

«En 2017 las llegadas irregulares a las costas españolas se triplicaron, de 8.162 en 2016 a 21.663 en 2017. En Europa, el 70 % de las llegadas se produjeron por mar a través de la ruta del Mediterráneo Central, un 17 % a través del Egeo y un 13 % a las costas españolas. No hay un efecto llamada. Hay cambios en las rutas porque así lo deciden las mafias».

Por eso, desde CEAR pidieron ayer «vías legales y seguras» que se obtendrían «si en las embajadas y consulados europeos de las fronteras pudieran tramitar las peticiones de asilo», así como «visados humanitarios o una política real y efectiva de reagrupación familiar».

«Los gobiernos le dan clientes a las mafias», explicó Durà. A su lado, los inmigrantes asienten. Los cuatro pagaron a las redes mafiosas su viaje a Europa. Tan asumida está la figura, que los refufiados se refieren a ellas como «las agencias».

El caso de Venezuela

Solo en el Aquarius había migrantes de 31 nacionalidades a bordo. Las peticiones de asilo vienen de todas partes del mundo, pero la mitad de los solicitantes fueron en 2017 -y en años anteriores- de Venezuela.

«En Venezuela no se pide un visado para viajar a España. Si pudieran hacerlo igual, en Senegal no se jugarían la vida para venir. En Venezuela la situación es muy complicada y 10.350 solicitaron asilo en España el año pasado, el triple que el año anterior. En segundo lugar están los sirios, que ya suman 11 millones de desplazados. Luego están los colombianos, ucranianos y palestinos, pero este año, además, llama la atención un aumento de las peticiones de inmigrantes procedentes de Honduras y El Salvador porque huyen de las maras», explicó Durà.

Una cosa es pedir asilo y otra muy distinta, conseguirlo. Durá explicó ayer que el 35 % de las peticiones se deniegan. «Se estudian los casos para denegar, no para conceder», criticó el director de CEAR en València tras lamentar la paralización de 42.000 expedientes (a los que hay que sumar los 31.000 de 2017) y exigir más personasl y recursos en las oficinas de asilo porque «los plazos son muy inasumibles».

Jaume Durá aseguró ayer que la operación del Aquarius «ha sido un salvamento marítimo» y que la única diferencia «es que la llegada ha sido de forma legal y organizada». «Se les podía haber ofrecido una protección mayor, porque la legislación lo permite. Así, tiene 45 días para pedir el asilo. La otra diferencia es el ofrecimiento de Francia para tramitar las solicitudes, pero se desconoce cómo lo van a hacer y qué pasará con la gente a la que se le deniegue la petición. Es una incógnita».

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