La ciudad de València acoge por primera vez la Olimpiada Matemática nacional. A partir de esta tarde y hasta el lunes, un total de 61 alumnos y alumnas -la mayoría de ellos de 2º de ESO- se dan cita en la 29ª edición de la final estatal, después de haber superado las fases comarcales, provinciales y autonómicas que se han celebrado por toda España en los últimos meses.

La prueba está organizada por la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas (Fespm) y por la Societat d’Educació Matemàtica Al-Kharizmi y vuelve a la Comunitat Valenciana 25 años después, ya que se celebró cuando aún no se había creado la entidad autonómica (que nació en 1993) y tuvo lugar a caballo entre Castelló y Alicante, a cargo de las dos federaciones provinciales existentes en ese momento.

Onofre Monzó, presidente de las Fespm y de la federación Al-Kharizmi apunta que los 61 estudiantes vendrán acompañados de una veintena de profesores, provenientes de todas las Comunidades Autonómas, además de Ceuta, Melilla y Andorra.

«Montar una actividad como esta necesita mucho apoyo para decidir el hospedaje, los lugares... y lo hemos encontrado en las Corts, las universidades, el Institut Valencià de la Joventut (IVAJ) y varios ayuntamientos», apunta.

Los participantes se alojarán en el Colegio Mayor Galileo Galilei, ubicado en la Universitat Politècnica de València (UPV), y en diferentes actos serán recibidos por su rector, Francisco Mora; por la rectora de la Universitat de València (UV), Mavi Mestre; por el alcalde de València, Joan Ribó; así como por el de Xàtiva, Roger Cerdà; y el de Ontinyent, Jorge Rodríguez, ya que en estas localidades se realizarán dos de las pruebas matemáticas a superar.

Además, los estudiantes visitarán el Museo de las Ciencias, el centro de la ciudad y l’Albufera. Según Monzó, «el interés es que, además de las Matemáticas, conozcan a gente de otras comunidades, se lo pasen bien y cooperen». Para ello, en estos últimos meses han estado trabajando una treintena de profesores de Matemáticas: «las pruebas suponen un gran reto de organización, porque viene mucha gente y hemos tenido que dedicar muchas horas después de clase», asegura.