Una parte de los menores no acompañados que viajaban a bordo del «Aquarius» comenzaron ayer a comparecer ante la Fiscalía de Alicante, ciudad a la que fueron llevados todos los migrantes que dijeron ser menores de edad.

El fin de estas pruebas es determinar si los 61 chicos y chicas de 16 y 17 años de edad que llegaron a bordo del buque humanitario el pasado domingo tienen verdaderamente la edad que aseguran. Así, los fiscales de Menores recibirán hasta el próximo martes a los jóvenes sobre los que pueda existir algún tipo de duda.

De hecho, una veintena de los jóvenes que fueron sometidos a las radiografías óseas desde el pasado martes en un centro hospitalario de Alicante resultaron ser mayores de edad. Concretamente, de 20 años.

Estas veinte personas serán trasladadas a la Ciudad de la Esperanza, situada en Aldaia. Este es un centro de atención integral dirigido a quienes se encuentren en riesgo de exclusión social que actualmente cuenta con 164 residentes, de los cuales 110 son refugiados de 36 nacionalidades distintas.

Y es que, en cualquier caso, se trata de personas en situación de vulnerabilidad que necesitan una atención urgente, según explicó ayer Nacho Grande, director de Cáritas Diocesana de València.

Los resultados radiológicos de las pruebas de edad están siendo analizados por especialistas forenses del Instituto de Medicina Legal, que al mismo tiempo examinan en persona a los menores antes de comenzar sus declaraciones en Fiscalía.

Para ello, los adolescentes cuentan con el apoyo de educadores y trabajadores sociales y el asesoramiento legal que les prestan varios abogados de oficio. De hecho, el Colegio de Abogados de Alicante ha constituido un grupo especial de voluntarios para informarles del procedimiento administrativo en el que se ven inmersos, que incluye su tutela por la Generalitat Valenciana (tanto legal como de intérpretes), así como de la posibilidad de solicitar asilo, según fuentes de la entidad colegial.

Cáritas acoge a otras 20 personas

Asimismo, 20 miembros de familias con menores a su cargo, o solas, que actualmente residen en Cheste, irán a alojamientos de Cáritas.

Las viviendas donde serán alojadas las familias están administradas por Cáritas pero existen otros edificios de la Iglesia donde se podría acoger a más migrantes, como la casa espiritual que tiene en la localidad de Serra, un antiguo convento en La Marxadella de Torrent o una parte del seminario de Moncada, donde hay 60 camas en buenas condiciones higiénicas donde podrían instalarse niños, una cifra que podría aumentar hasta 80.

Según informó Arturo Ros, obispo auxiliar de València, con estos recursos más amplios que se han puesto a disposición de las necesidades de los migrantes del Aquarius se podría llegar a ofrecer 200 plazas de uso inmediato.