La iniciativa emprendida por Gandia de tratar a los naranjos del casco urbano para que sus frutos sean comestibles ha suscitado el interés en otras ciudades de la Comunitat Valenciana. Concretamente han sido los ayuntamientos de Alzira y Torrent los que han visto con buenos ojos esta medida. Por ello, sus responsables de parques y jardines ya han anunciado que van a encargar informes acerca de la viabilidad de este proyecto en sus municipios.

La idea, que ya ha empezado a aplicar Gandia, consiste en injertar los naranjos que se encuentran en el área urbana -que son de fruto borde- con otras variedades más dulces para que produzcan fruta menos amarga y que sea comestible. De esta manera, pretenden acabar con los problemas provocados por la suciedad y los traspiés generados por la caída de las naranjas, al entender que los propios vecinos recogerán el fruto para consumirlo por su cuenta.

En ese sentido, el concejal de Servicios Públicos en el Ayuntamiento de Alzira, Fernando Pascual, se mostró sorprendido por la iniciativa de Gandia y anunció que dará instrucciones a la técnica responsable del área de Parques y Jardines para que estudie la posibilidad de aplicar esta medida en el núcleo urbano. «No me parece mal», indicó el edil, mientras recordaba que si bien en algunos momentos ha habido gente interesada que solicitaba autorización para recoger las naranjas amargas, los dátiles de las palmeras e incluso las aceitunas de algunos olivos ubicados en rotondas o zonas verdes, ya nadie lo pide.

Con términos similares se expresaron desde el Ayuntamiento de Torrent. Aunque en la capital de l'Horta Sud entienden que sus naranjos «se plantean como árboles de decoración con un porte y estructura diferente», sí que reconocen que, tras saber de la medida tomada por Gandia, se informarán al respecto «solicitando un informe sobre la cuestión».

La idea no cuaja en todos lados

Mientras Torrent y Alzira se plantean estudiar esta idea, en otros municipios valencianos consultados por este diario ni se lo han planteado, ni de momento hay visos de ello. Así, por ejemplo, fuentes de los consistorios de Sagunt y Dénia indicaron que ni siquiera valoraban la opción tomada en Gandia. Asimismo, en Paterna, desde el área de Medio Ambiente explicaban que en su ciudad hay «muy poco arbolado de esas características», por lo que no han llegado a proponerse una cuestión así.

Tampoco se lo han planteado en Llíria, donde su concejal Francesc Fombuena admitía que la iniciativa sí que le resultaba «muy novedosa». No obstante, el coordinador de Parques y Jardines de la capital del Camp de Túria, Federico Ortiz, advirtió de que los injertos «son bastante laboriosos y costosos y necesitan cuidados extremos y un tratamiento especial, algo que en las ciudades es muy complicado de conseguir». Así, consideraba que era algo «posible, pero muy costoso».

Más dificultades todavía ve Ortiz en otros aspectos como la altura de los árboles o el civismo de los vecinos. Así, señala que estos naranjos suelen tener una altura de unos dos metros y «si las naranjas fueran buenas, la gente, para tratar de alcanzarla es muy posible que acabara rompiendo las ramas».

Por otra parte, explicó que en Llíria ya cuentan con un pequeño ejemplo: un limonero «dentro de un jardín, cuidado con esmero, pero la gente se lleva los limones antes de que estén en las condiciones adecuadas para que no se los lleven otros antes», revela. Aún así, Ortiz mantiene que «sería muy bonito que se pudiera aprovechar el fruto».