? València tiene en su casco urbano más de 8.000 naranjos. Y la caída de la fruta cuando está madura se ha llegado a convertir en un problema para sus vecinos, ya sea por la suciedad, el mal olor que generan cuando se pudren o incluso algún resbalón que otro que ha suscitado más de una denuncia contra el consistorio. Además, las tareas de limpieza se acaban convirtiendo en un cuantioso gasto para las arcas municipales.

Sin embargo, el Ayuntamiento de València, ante la consulta realizada por Levante-EMV a raíz de la iniciativa tomada por Gandia de convertir las naranjas bordes de su casco urbano en dulces, no tiene ninguna intención de tomar una medida como esa. Así lo manifestaron fuentes de la delegación de Parques y Jardines del «cap i casal».

La solución adoptada por el consistorio dirigido por Joan Ribó es habilitar un equipo especial de limpieza para los períodos en los que se acentúa la caída de las naranjas en las calles.