Expertos del Instituto Agroforestal del Mediterráneo de la Universitat Politècnica de València explicaron a este diario que la aplicación de injertos de naranjo dulce sobre los amargos podrían generar la aparición de un mal que actualmente permanecía erradicado en la Comunitat Valenciana, el de la «tristeza de los cítricos». «Esa combinación es sensible a la tristeza», señalan estas fuentes, que recuerdan que esta enfermedad la transmiten los pulgones y puede desembocar en la muerte de los árboles. «Aunque está erradicada, no es descartable que apareciera de nuevo», advierten.

No obstante, en caso de que se salvara este contratiempo, que tendría como solución «plantar nuevos ejemplares», los especialistas de la UPV resaltan que «globalmente no le pasará nada distinto a los árboles de lo que les pasa ahora mismo».

En cuanto a conseguir que las naranjas provoquen menos problemas al caer al suelo, los expertos apreciaron que no habrá diferencia alguna si los injertos se realizan con naranjas navel -una de las variedades más apreciadas por su sabor-. «Tal vez la gente sí que las recoja del suelo al saber que son buenas para comer, aunque puede que prefieran no hacerlo pensando que si están en el suelo es por algo malo. Nunca sabemos cómo reaccionarán», inciden.

Así, insisten en que sí que se conseguiría que cayera menos fruta al suelo en el caso de que se realicen los injertos con otras variedades como la sanguina o la mandarina clementina.

Eso sí, advierten de que «no van a tener un cultivo como en el campo». «Deberán recibir el riego adecuado, ser fertilizadas con los abonos pertinentes y recibir un control de plagas», añaden.

Asimismo, recuerdan que la naranja borde también es recolectable para hacer con ella mermelada de naranja amarga.