Amigo, recuerdo tu risa cada vez que te daba las gracias para esa actitud tuya con la que te comías el mundo. Conociéndote pensarías que eso es lo habitual, pero déjame que te confiese que no todos somos capaces de ver así la vida.

Desde el día que llegaste siendo un renacuajo nos quedamos sorprendidos por la potencia de tu sonrisa. Tú no te acordaras, pero seguro que tu madre si. Dándote las primeras sesiones de atención temprana en el antiguo matadero de Benimaclet, nos comían las pulgas? Y allí estabas tú, como si la fiesta no fuera contigo. No sé si alguna vez te hemos contado que a pesar de tu pequeñito tamaño ya desde el principio desprendías una fuerza incomparable.

Y es que, Sergio, si algo aprendimos de ti y de tu familia es que el fuego de vuestros firmes convencimientos sobre todo lo que serías capaz de lograr fue la más eficaz herramienta. Fuiste superando todas las etapas, la formación , el empleo, incluso fuiste uno de los pioneros en embarcarte en el proyecto de vida independiente. Aun tienen marcada las espaldas las chicas de esos abrazos que como siempre decías, son abrazos que curan.

Gracias compañero por venir acompañado de la alegría día tras día. Nadie como tú ha sido capaz de apasionarse tanto por los bailes, los juegos y el deporte. Esa habilidad tan tuya de ilusionar a los que están cerca de ti nos hizo valientes a todos para embarcarnos en nuevas aventuras. Gracias por enseñarnos a valorar el concepto de la amistad, nadie como tú lo entendió y lo materializó de una manera tan perfecta.

No te rendiste ni en la etapa más complicada del Camino de Santiago, haciéndonos entender que aquello es una postura ante la vida, demostrando que el Síndrome de Down es mucho más de los que algunos se creen y que los limites obviamente nos los marcamos cada uno de nosotros, también las personas con Síndrome de Down.

En Asindown aprendimos de ti y junto a ti. En todos y cada uno de nuestros recuerdos hay una gran sonrisa tuya y una gran lección.

Siempre en nuestros corazones.

Sergio, no te cambio por nadie.