«Tardaron más de cuatro horas en darse cuenta que Sergio se había perdido», critican los familiares de Sergio Requena, el joven de 25 años con síndrome de Down hallado muerto el domingo por la tarde en una zona inhóspita de Navalón, 24 horas después de desaparecer del camping de Enguera en el que estaba alojado con otros chicos de su centro de formación con motivo del viaje de fin de curso.

Su familia, rota de dolor por la pérdida, no se explica cómo nadie se percató de su ausencia hasta la hora de la cena, y esperan a que pasen estos primeros días de duelo para emprender las acciones legales que consideren oportunas para depurar responsabilidades.

«Primero queremos despedirnos de él, el juzgado de Xàtiva ya está investigando de oficio lo que ha pasado y va a llamar a todos a declarar. Ya habrá tiempo de ver por qué el camino desde la tirolina no estaba vallado o nadie lo acompañó», explicaron fuentes familiares.

Asimismo, la autopsia practicada ayer al cadáver en el Instituto de Medicina Legal (IML) de València, confirmó que el joven murió de un infarto y los forenses descartaron que hubiese cualquier signo de violencia, como ya adelantó ayer Levante-EMV.

Las primeras hipótesis apuntan a que Sergio Requena Agulló pudo sufrir una parada cardiorrespiratoria derivada de dos circunstancias: la extenuación originada por el fuerte calor, la falta de agua y el agotamiento físico, y el pánico al sentirse solo y desorientado en mitad de un monte formado por barrancos, que se debió agudizar con la caída de la noche. De momento, no ha trascendido la hora de la muerte.

El equipo de Policía Judicial de Xàtiva trata ahora de averiguar cómo llegó al lugar donde estaba el cuerpo, un paraje complicado a unos ocho kilómetros del camping el Teularet de Enguera, donde estaba alojado con sus compañeros de clase y por qué llevaba el casco que solían utilizar para realizar actividades al aire libre.

Según ha podido saber este periódico, el joven fue visto por última vez tras tirarse por la tirolina a las 17.30 horas del sábado, pero nadie lo acompañó de regreso al inicio de la misma.

Además, el recinto donde estaba realizando esta actividad no estaba vallado. Según indicaron las fuentes consultadas, había unos 30 monitores para 60 jóvenes. «Con estos niños hay que estar más pendiente, un joven de veinte años sin síndrome de Down se desorienta en el monte y se queda por la misma zona, él se pondría nervioso», indicó un tío del fallecido.

Los agentes ya han comenzado a tomar declaración a los monitores que acompañaban al grupo, así como a los responsables del camping, para determinar si la muerte de Sergio se ha debido a una concatenación de hechos imprevisibles o si, por el contrario, alguien ha incurrido en una negligencia en su custodia que finalmente derivó en su muerte. También se les preguntará por qué no llamaron a Emergencias antes. De hecho, no se notificó la desaparición hasta la medianoche.