El litoral de la Comunitat Valenciana acumula un total de seis banderas negras asignadas por Ecologistas en Acción. La misma cifra que en 2017, aunque los puntos señalados por la organización sí han cambiado (a excepción de uno de ellos).

Guardamar del Segura en Alicante, la ampliación de la piscifactoría en la Vila Joiosa, Aiguadoliva-Surrach en Benicarló, playa de Casablanca en Almenara, la Playa Els Peixets en Alboraia y la Urbanización Manhattan en Cullera son los puntos señalados por Ecologistas en Acción por ser las zonas «con peor estado ambiental» debido a la «desidia de las administraciones públicas y la presión humana».

Así, por tercer año consecutivo, la organización ecologista eligió la playa de Surrach-Aiguadoliva como la más sucia de Castelló, pues, denuncian, «en este tramo litoral no se realizan tareas municipales de limpieza y se agolpan, cada año, centenares de residuos, siendo las botellas de plástico el más abundante».

El agua sobrante del riego agrario ha sido la causante de que la playa Els Peixets, en Alboraia, aparezca en esta lista negra. A pesar de tratarse de uno de los pocos tramos de costa libre de presión urbanística y rodeada de huertas, la playa recibe una gran cantidad de aguas contaminantes con una fuerte carga de nitratos y pesticidas.

Asimismo, el problema que sitúa a Guardamar del Segura como el punto más contaminado de la provincia de Alicante no es nuevo. Hace más de veinte años que la Confederación Hidrográfica del Segura instaló una pantalla de recogida de basuras flotantes en el cauce viejo del río para evitar que llegaran al mar y a las playas. Sin embargo, los plásticos se acumulan en el cauce del río, entre la vegetación y los propios sedimentos del lecho del río.

Mala gestión ambiental

La mala gestión ambiental señala directamente el proyecto de urbanización PAI de la Bega-Port, conocido como Manhattan de Cullera, situada en el último tramo del río Júcar, que pretende duplicar la población existente.

Cullera es un municipio costero turístico; durante el año presenta una población cercana a los 22.000 habitantes, pero durante el verano se llega a los 200.000. Este aumento genera el incremento en las aguas residuales a tratar por una depuradora que no presenta la capacidad suficiente para tratar ese volumen de residuales que se vierten directamente al mar, aumentando la contaminación en la bahía de Cullera.