A la espera de que anuncie cuál será su futuro de forma inminente, la incertidumbre sobre la continuidad de Jorge Rodríguez al frente de la alcaldía de Ontinyent se mantiene pese a la decisión de Ximo Puig de apartarlo del partido.

El primer edil conserva por el momerno el acta y, en su entorno, no cuestionaban ayer su continuidad en la presidencia del consistorio y descartaban medidas inmediatas respecto a su posible sucesión.

En un escueto comunicado, el ayuntamiento no abandonó el hermetismo y pidió «tranquilidad» a la ciudadanía tras la detención, a tiempo que señaló su respeto al procedimiento judicial en curso y subrayó la «confianza plena» de la corporación en la justicia. El ejecutivo socialista mostró su «deseo» de que los hechos»se aclaren lo más pronto posible» y garantizó a los vecinos «el normal funcionamiento» municipal.

Solo una operación policial como la desplegada el miércoles podía poner en peligro el idílico escenario que se le abrió al PSPV de Ontinyent con el histórico triunfo conseguido por Rodríguez en las elecciones municipales de 2015. El dirigente socialista obtuvo el 62% de los votos contabilizados en la localidad (10.000 más que el PP): el equivalente a 14 concejales de 21.

La arrolladora victoria fue el pasaporte directo del alcalde hacia la presidencia de la diputación, a cuyo frente Rodríguez se consolidó como el gran baluarte socialista de la Vall d'Albaida, una esperanza sin mancha en el expediente bajo cuyo mandato se han multiplicado las ayudas e inversiones en un territorio que ha ganado protagonismo a todos los niveles.

La conexión con el electorado, junto a su perfil de «hombre honrado», ofrecen una idea de la dimensión del mazazo y la conmoción que ha supuesto la detención de Rodríguez en Ontinyent.

El clima de desconcierto y estupefacción instalado en las tertulias de los bares se extiende a los grupos de la oposición municipal, que ayer mantenían mayoritariamente la prudencia con la investigación judicial abierta. Solo Ciudadanos ha reclamado abiertamente la dimisión del alcalde, suspendido de militancia por el PSPV.

El único concejal de la formación naranja, Juan Revert, apeló el miércoles a la denuncia de su partido que ha sustentado la Operación Alquería y señaló como «práctica habitual» las «contrataciones a dedo con apariencia de legalidad» en el consistorio. El edil censuró que los registros y detenciones «han manchado el nombre de la ciudad».

Con mucha más cautela se pronunció la portavoz del PP en Ontinyent. Mercedes Pastor pidió el miércoles un plazo de 72 horas «para que se aclarecen las acusaciones» contra Rodríguez, antes de decidir si exige «la máxima contundencia» y «consecuencias políticas» en caso de que las sospechas «se confirmen». Ayer tarde, después de que el alcalde fuera puesto en libertad con cargos, prefirió no manifestarse.

«En estado de shock»

Entre la oposición, que apenas cuenta con representación en Ontinyent (3 concejales el PP, 2 Compromís y uno EU y Ciudadanos), la sorpresa por los arrestos ha sido mayúscula. La portavoz de Compromís, Sílvia Urenya, pidió esperar a hoy para valorar los hechos por «precaución», a la espera de conocer más información oficial del caso, bajo secreto de sumario. «Estamos en shock», confesó.

Con la misma prudencia, la coordinadora de Esquerra Unida, Paula García, abogó por aguardar a que se concrete la investigación para exigir «máximas responsabilidades». A la vista de la suspensión de militancia de Rodríguez, eso sí, sostuvo que el alcalde ha de ser apartado «de manera cautelar». «La ciudadanía de Ontinyent no se merece estar en un tránsito de incerteza». «El gobierno municipal debería ser valiente y, respetando la presunción de inocencia, demostrar que está a favor de las nuevas prácticas de gobierno», zanjó.

A falta de más datos de la investigación, las redes se han inundado de muestras de apoyo a Rodríguez por parte de quienes han tratado con el dirigente y han seguido su trayectoria, un sentir que también se palpa en las calles de Ontinyent.

A modo de ejemplo, la asociación de comerciantes Comerç In trasladó su «espaldarazo» a «un gran político, y gran persona que tanto ha hecho por nuestra ciudad». Pero los mensajes de decepción y hastío por las presuntas irregularidades denunciadas y el clientelismo tambien se han extendido entre la población, en medio de un escenario muy incierto.