La jornada de ayer sábado fue muy intensa para el núcleo duro de la ejecutiva nacional del PSPV encabezada por Ximo Puig. Fuentes de toda solvencia confirmaron a Levante-EMV que finalmente Jorge Rodríguez baraja apartarse de la Presidencia de la Diputación de València para centrarse en su defensa jurídica hasta que se aclaren los hechos investigados. Esta decisión, que podría confirmarse en los próximos días, se produce tras las conversaciones mantenidas entre el entorno de Rodríguez y la cúpula de Blanqueries. La solución al problema de la sucesión en la corporación provincial partiría de la misma fórmula adoptaba por Compromís -en concreto del Bloc- en el caso de la cogerente de Divalterra Agustina Brines, que ha sido apartada de su puesto mientras se aclaran los hechos investigados y hasta determinar si hay algún tipo de responsabilidad punible. De este modo, el Pacte del Botànic unificaría su doctrina respecto a cómo atajar la crisis política derivada de la jurídica y mediática que estalló el miércoles con el Caso Alquería.

Por su parte, Toni Gaspar tendría el camino expedito para acceder a la presidencia de la corporación provincial en sustitución de Rodríguez «de una manera tranquila» y sin remedios traumáticos como una posible moción de censura que se había apuntado en algunos foros.

Paralelamente, Jorge Rodríguez dejaría clara ante la opinión pública que su detención y posterior puesta en libertad «no se ha producido por un caso de presunta corrupción sino por una cuestión administrativa que en el peor de los escenarios llevaría aparejada una inhabilitación». En esta tesis, «Jorge se apartaría para demostrar su inocencia pero en el ámbito administrativo».

Comité desconvocado

Por otro lado, a última hora de la tarde de ayer se desconvocó la Ejecutiva Extraordinaria del PSPV Provincial de València, prevista para el lunes a las 18 horas, y también, el Comité Provincial programado una hora después. Oficialmente fuentes de la ejecutiva liderada por Mercedes Caballero, una de las máximas representantes del abalismo y el sanchismo en la Comunitat Valenciana, atribuyeron esa decisión a que como Jorge Rodríguez no ha presentado su dimisión oficialmente -ni de sus cargos en el partido ni sobre todo en la Diputación- no se puede celebrar una reunión extraordinaria de la ejecutiva provincial para designar a su sucesor. «No hay cargo que renovar, la presidencia no está vacante», dijeron.

Sin embargo, los partidarios de Jorge Rodríguez interpretaron la cancelación de esta ejecutiva, y sobre todo, del Comité Provincial ,como una victoria de sus tesis. Es decir, concluyeron que en una supuesta votación, los componentes de este órgano formado por secretarios generales, concejales y otros cargos del partido no estarían de acuerdo con censurar a Rodríguez, es decir, con apartarlo de su cargo institucional ni tampoco de sus responsabilidades orgánicas en las direcciones nacional y provincial. «La revolución de las comarcas», a la que aludían ayer en el entorno del alcalde de Ontinyent habría ganado este envite orgánico. «No salían los números para el aparato de la provincia», explicaban fuentes de otros sectores. En esa línea, un portavoz del 3.0 confirmaba a este diario su malestar por la convocatoria y posterior desconvocatoria de este órgano ejecutivo al que podrían llegar a asistir unas 400 personas.

El futuro de Pablo Seguí

En plena investigación policial y judicial, cuando aún Jorge Rodríguez y el resto de su equipo estaban detenidos, se produjo una crisis política en el seno del grupo socialista de la Diputació. La resolución de la misma ha vuelto a evidenciar que las familias socialistas -abalistas, ximistas, 3.0 y no adscritos- chocan con demasiada frecuencia ante cualquier asunto de trascendencia sobre el que decidir.

El jueves, en una reunión entre Mercedes Caballero, la secretaria provincial de Valéncia, y los diputados provinciales, se trató la situación motivada por la suspensión cautelar de militancia y la petición de dimisión puesta sobre la mesa por el secretario general Ximo Puig y aprobada por el Secretariado el miércoles por la noche, tras declarar José Luis Ábalos en Madrid que el de Ontinyent debía dimitir.

En ese encuentro del jueves, los abalistas insisten en que no se planteó en ningún momento relevar al portavoz del grupo Pablo Seguí- hombre de confianza de Rodríguez- y que todos los presentes apostaron por Toni Gaspar como futurible presidente pese a que este nombre no le fue consultado a Caballero, como marcan los estatutos.

Con todo, los diputados no afines a Àbalos, rechazaban de plano cualquier posible relevo de Pablo Seguí porque entendían que provocaría un mayor perjuicio político,a corto plazo, y electoral, en el medio plazo, en la Costera y la Vall d´Albaida. En definitiva,que la gestión de la crisis institucional volvió a provocar desencuentros entre Blanqueries y Ferraz, en un clima cada vez más enrarecido.