La psoriasis no es solo una enfermedad descamativa de la piel, no es algo que se pueda curar -es crónica- y puede tener unas complicaciones severas que la mayoría de las personas desconocen. Infravalorada, se trata de una enfermedad no siempre tenida -y temida- en cuenta ni por los pacientes ni por los profesionales médicos que en las puertas de Atención Primaria son los primeros en toparse con ella. Esta es una de las principales conclusiones extraídas en la mesa de expertos sobre este trastorno inflamatorio y de carácter autoinmune organizada por Levante-EMV con el apoyo de la biofarmacéutica Celgene.

El objetivo era poner en común la situación actual del abordaje de la enfermedad y qué se espera del futuro en cuanto a tratamientos e investigación de la mano, precisamente, de aquellos que la ven y tratan a diario y que no siempre tienen la oportunidad de debatir y poner en común estrategias pese a que su objetivo, desde diferentes áreas es el mismo: cuidar y tratar a los pacientes psoriásicos.

Con esta voluntad de ser punto de encuentro, Levante-EMV reunió a José Andrés Román Ivorra, director del área clínica de Enfermedades Reumatológicas del Hospital Universitari La Fe; los dermatólogos Antonio Martorell Calatayud del Hospital de Manises y Rafael Carmena Ramón, del Hospital Arnau de Vilanova y el jefe del servicio de Farmacia del Hospital General de Castelló, Raúl Ferrando Piqueres.

Los datos dan la dimensión de una enfermedad que afecta a algo más del 2 % de personas en España, cerca de 114.000 en la Comunitat Valenciana. Las cifras, con todo, siguen siendo aproximaciones ya que uno de los primeros grandes problemas sobre esta patología es el infradiagnóstico: no todo el mundo reconoce la enfermedad o, cuando lo hace, llega a pedir información o ayuda en la consulta del médico. «A consulta nos llegan muchos pacientes con psoriasis que se pueden caracterizar como moderadas o graves y que nunca han sido diagnosticadas», reconocían los dermatólogos Antonio Martorell y Rafael Carmena.

Esta situación responde tanto a la falta de información de los pacientes como a la de muchos facultativos de Primaria «a los que la enfermedad les pasa por delante» sin un reconocimiento que los expertos consideran «necesario», sobre todo teniendo en cuenta las patologías asociadas a la psoriasis como la artritis psoriásica que desarrollan cerca del 25 % de enfermos.

«Cerca de un tercio de pacientes con psoriasis pueden desarrollar manifestaciones articulares que pueden ser graves porque esta patología es un proceso destructivo que afecta a la capacidad funcional», explicó el reumatólogo José Andrés Román para dar la medida de la importancia de conocer y reconocer la enfermedad para poder controlarla. El cómo un paciente con lesiones en la piel pasa a tener afección en las articulaciones se desconoce todavía -«ése es el gran reto», reconocieron los expertos- aunque no siempre la artritis va precedida de las características lesiones en la piel.

«Debemos de dejar de hablar de psoriaris o artritis psoriásica y empezar a hablar de enfermedad psoriásica porque el nexo común para todos es la inflamación», añadió el reumatólogo.

«Hay que recalcar que no es solo una enfermedad cutánea, es inflamatoria multisistémica y eso lo debe conocer la población en general para que consulten y se informen porque tiene muchas otras repercusiones y comorbilidades», abundó el dermatólogo Rafael Carmena, algo en lo que estuvo de acuerdo su colega Antonio Martorell: «Está infravalorada. La gente aún no entiende que en la consulta les preguntes por problemas articulares. Creen que tener placas en la piel no tiene por qué repercutir y no es así».

Lesiones en la piel y problemas articulares pero ser paciente psoriásico también significa tener un mayor riesgo de sufrir problemas cardiovasculares y está enlazada con otras enfermedades inflamatorias digestivas como la de Crohn o la celiaquía. «Hay que tomársela en serio», insistió Román Ivorra.

En la mayoría de centros hospitalarios ya se han creado equipos multidisciplinares para el abordaje de la psoriasis teniendo en cuenta estas conexiones, grupos en los que, además, no solo se implica a dermatólogos y reumatólogos sino también a endocrinos o especialistas en digestivo. El siguiente paso, según los expertos, es involucrar también a la Atención Primaria lo que supondría un antes y un después en la detección y control de la enfermedad.

Un gran arsenal terapéutico

Riesgos sí pero también hay mecanismos de control. El avance de los tratamientos farmacológicos ha hecho posible que, según Román Ivorra atrás queden los tiempos «de cuando yo hacía prácticas en los que las salas de espera parecían Lourdes». La aparición de los medicamentos biológicos supuso un antes y un después en el tratamiento de los casos más graves y, aunque el arsenal terapéutico de ahora nada tiene que ver con el de antes «y tenemos que estar contentos no es suficiente. Ahora interesan medicamentos con mayor persistencia que no generen efectos secundarios», apuntó el jefe de Farmacia, Raúl Ferrando. El objetivo es garantizar su efectividad más allá de un plazo para que los pacientes no tengan que cambiar cada poco de tratamiento.

La aparición de otro tipo de fármacos, basados en pequeñas moléculas y que son de administración oral, ha ayudado también al control de la enfermedad para un tipo de pacientes que, hasta ahora, no era tenido en cuenta: el paciente moderado. La gravedad de la enfermedad cuando es cutánea se mide por la extensión de las placas descamativas pero no se había tenido en cuenta la afección psicosocial para el paciente. «Este paciente moderado es aquel que puede que no tenga excesiva afección en la piel pero sí un nivel alto de afección psicológica por ello y demanda atención y antes los tratamientos que había o se quedaban cortos o eran demasiado», expuso Martorell. Para Carmena, entrarían en esta categoría aquellos con placas en las palmas de las manos o el cuero cabelludo «no muy extendidas pero que sí afectan a la calidad de vida». El mensaje de los dermatólogos es que, también para estos pacientes, existen soluciones terapéuticas adecuadas.

Investigación

Se ha avanzado mucho pero no es suficiente, además en una enfermedad crónica para la que todavía no hay cura. Con esta premisa en mente, los expertos pusieron en valor las investigaciones abiertas tanto en la relación de la enfermedad psoriásica con los cambios en la microbiota del aparato digestivo y la importancia de la nutrición como en la carga genética que hace que unos pacientes tengan recaídas episódicas y otros no.

Como conclusión: aprender unos de otros y trasladar esa información a los pacientes, que deben de entender lo que es la enfermedad para incorporarse a la toma de decisiones.