En el argot de un corredor «mejorar su tiempo» supone reducirlo. Llegar a la meta del maratón en menos de tres horas es el principal objetivo. O por lo menos era el de Natacha López. Pero algunas noticias provocan que la que fue «la meta» cambie.

Natacha López es corredora profesional. Lo lleva siendo desde hace casi una década. Que le detectasen cáncer de mama en 2015 (justo después de ganar una de sus primera carreras), sin embargo, cambió su modo de ver las cosas. Fue como si la forma en la que su tiempo pasaba (o quería que pasase) se «resetease».

«Una noticia así destroza a cualquiera, y muchas familias se quedarían paralizadas viendo pasar el tiempo para que lo haga rápido, tan rápido como quería que pasase cuando corría, pero hay que aprovechar cada minuto de la vida, si no se escapa», asegura López.

Fue entonces cuando Natacha inició, junto a su marido David Serrano, el reto que sirvió de inspiración para miles de mujeres, deportistas o no, que siguieron sus pasos por toda España a través de la información que ella compartía en sus redes sociales.

El 14 de mayo de 2017, ambos iniciaron la que hoy se conoce como la 42KÁNCER. El reto consistía en correr 633 kilómetros en un año, la distancia que separa la ciudad de València de la de León. Un reto que permitió que, el pasado jueves, Natacha López entregase un talón de 3.000 euros a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC),

«Como corredora profesional y entrenadora, nunca vi claro el reto, era demasiado duro y exigente», explica López, quien intentó detener la idea que había tenido Serrano. Y es que fue él quien propuso el desafío.

«Ese día cumplía 42 años y le apetecía hacer algo especial. Su cumpleaños caía en domingo, justo cuando se celebraba el maratón de Vitoria. No habíamos vuelto a hacer esa distancia desde que me diagnosticaron la enfermedad el 16 de julio de 2015», señala Natacha que, a pesar de no haber vuelto a recorrer tantos kilómetros, tampoco dejó de correr.

«Nunca me detuve. No quise que el cáncer me impidiese hacer aquello con lo que me sentía tan bien. Con cada sesión de quimioterapia que me realizaban por la mañana, salía por la tarde a correr. La intensidad de la quimio no era demasiado fuerte y yo me armaba de valor para que mi vida no quedase paralizada por eso», indica López.

Nunca lo había hecho, ni siquiera cuando quedó embarazada de su primer hijo. «Fui al médico para preguntarle si había algún problema en que yo siguiese corriendo. 'Estás embarazada, no enferma, sal a correr', me dijo. Así que ahí me veías, con un 'triponcio' enorme y ganando maratones», explica.

Así, con el arranque que le supuso la iniciativa de su marido, aquel que le apoyó incondicionalmente durante la enfermedad («llegó incluso a raparse cuando a mí se me empezó a caer el pelo, lo más duro, más que perder un pecho»), Natacha volvió a calzarse las zapatillas para competir, «en el mundo de la carrera, si no lo haces parece que no haces nada».

Primero fue el maratón de Vitoria-Gasteiz (14 de mayo de 2017), al que le siguió Palencia (20 de agosto de 2017), San Sebastián (17 de septiembre de 2017), Asturias (1 de octubre de 2017), Alcalá de Henares (29 de octubre de 2017), València (19 de noviembre de 2017), Donostia (26 de noviembre de 2017), Málaga (10 de diciembre de 2017), Murcia (28 de enero), Sevilla (25 de febrero), Ibiza (7 de abril), Teruel (15 de abril), Madrid (22 de abril), Vitoria-Gasteiz de nuevo (6 de mayo) y Zaragoza (13 de mayo).

Quince maratones que permitieron a Natacha López dar a la investigación contra el cáncer una «pequeña» muestra de su inmensa gratitud.