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Daños en el campo

El granizo mermará hasta un tercio la producción de caqui y recortará el empleo

El seguro pagará una parte de la cosecha dañada, pero la pérdida de miles de jornales de recolección y envasado se plantea como inevitable

Un agricultor de Guadassuar ante un campo de sandías «planchado» por el pedrisco. V.icent M. pastor

El golpe ametrallador que el granizo infligió el domingo a la agricultura de la Ribera traerá graves consecuencias. La primera de ellos es la reducción de hasta un 30 % en la producción del caqui, la fruta que comenzaba a reivindicarse como esperanza al monocultivo de la naranja, y la segunda, el recorte del empleo que sostiene a miles de familias dedicadas a la recolección y envasado de esas cosechas.

Los agricultores tratarán de resarcirse de parte de la pérdidas provocadas por la brutal combinación de viento huracanado y granizo que el domingo barrió casi 15.000 hectáreas mediante las indemnizaciones que conceda el seguro, pero aún así el balance va a ser muy negativo.

Una de las primeras reclamaciones de las principales organizaciones agrarias, AVA-Asaja y La Unió de Llauradors, ha sido la adopción de medidas que agilicen los peritajes de las compañías aseguradoras.

De ello depende la capitalización de los agricultores, que necesitan inversiones urgentes para evitar que los daños provocados en el arbolado comprometan futuras cosechas. Exenciones y bonificaciones fiscales también figuran en la lista reivindicativa que los afectados plantean como ineludible para garantizar que la principal zona productora de caquis de España -la Ribera concentra hasta el 85 % de la cosecha nacional- pueda salir a flote.

Los labradores afectados por la granizada no podrán recuperar todas las pérdidas provocadas por el temporal, porque la inmensa mayoría de las polizas incluyen franquicias que reducen mucho el volumen de la cosecha asegurada, pero al menos no pasarán el año en blanco, como ocurría hasta hace muy pocos años al exponerse sin prevención alguna al caprichoso dictado de la meteorología.

Peor lo tendrán los citricultores y los productores de melón, sandía, tomates, nectarinas y otros productos hortofrutícolas estivales que no habían protegido su cosecha con seguros y que han perdido buena parte de los ingresos que esperaban.

Mucho menos trabajo

El presidente de la Denominación de Origen Caqui de la Ribera, el alcudiano Cirilo Arlandis, admitió ayer que la granizada va a provocar «una merma importansísima de la producción». Las consecuencias del temporal del domingo se unen a los recortes que provocaron las heladas registradas en febrero y marzo, por lo que se estima que la cosecha de este año podría reducirse hasta un tercio. A la espera de que los informes de daños más pormenorizados confirmen ese dato, de lo que nadie duda es de la repercusión que la tormenta tendrá sobre el empleo. Se van a perder muchos jornales.

Las labores de recolección, manipulado y envasado de caquis dan trabajo a decenas de miles de personas cada otoño. Este año esa oferta laboral, imprescindible para la subsistencia de muchas familias, «se resentirá», según augura Arlandis. La contrapartida puede ser el incremento del precio del caqui si funcionan sin influencias ajenas las leyes que rigen la oferta y la demanda. «Lo normal es que aumente; ya veremos», añade con prudencia el experto.

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