La Generalitat sigue arrastrando algunos males habituales en la administración y de los que no ha conseguido desprenderse bajo el control del Govern del Botànic. La cuenta general de la Generalitat de 2017 hecha pública ayer por la Conselleria de Hacienda revela que el Consell de PSPV y Compromís ha mejorado su capacidad de gestionar los recursos disponibles, pero sigue dejándose cientos de millones presupuestados pendientes de ejecutar al cierre de ejercicio.

Concretamente, el pasado 2017 los diferentes departamentos de la Generalitat tuvieron remanentes de crédito por valor de 920,45 millones de euros. Es decir, dinero contemplando en los presupuestos para todo tipo de programas que se quedaron sin tocar. Buena parte de ese montante corresponde a inversiones reales, con más de 268 millones.

Se trata de un dinero que, según los casos, el Consell podría incorporar a las cuentas de 2018, pero que en todo caso no llegaron a su destino cuando tocaba. De hecho, de 920 millones, apenas 117 quedaron comprometidos. El resto, es decir, 803, directamente se perdieron.

Estas cantidades se mueven en los niveles de los últimos años del PP. El ejercicio 2014, último completo con los populares en el Consell, quedaron sin gastar 1.340 millones. En 2013, fueron 728. Aunque hay que tener en cuenta que, hoy, el Consell mueve un presupuesto mayor: casi 18.000 millones en 2017. En 2016 fueron 1.023 millones los que quedaron sin gastar.

Este pasado año, todas las conselleries dejaron sin consumir partidas, aunque las carencias en la ejecución del gasto afectó más a unos departamentos que otros. Al margen de la sección de Gastos Diversos (un cajón de sastre dentro del presupuesto donde se incluye todo tipo de partidas), Vivienda y Educación repiten como los dos departamentos que más recursos dejaron sin gastar, algo que también está justificado al ser las áreas, junto con Sanidad, que manejan un mayor presupuesto.

Así las cosas, Territorio y Vivienda cerró el año con un remanente de crédito de 233 millones, de los que más de la mitad, 148, se quedaron sin comprometer para este año.

En lo que respecta a Educación, fueron 184 millones los que no se desplegaron. El grueso de estos remanentes de crédito pertenecen a los programas de enseñanza primaria y secundaria, pero también en programas como formación de profesores (2,98 millones); promoción cultural, patrimonio artístico y museos (11,37 millones); y fomento de la actividad deportiva, con remanentes de crédito por valor de 28,43 millones.

La Conselleria de Sanidad que dirigía en 2017 la actual ministra Montón asciende a la tercera posición por carencias en la ejecución del gasto, con más de 96 millones, de los que solo 215.177 euros quedaron comprometidos para 2018. Los capítulos donde se acumula el presupuesto no ejecutado corresponden al eje de la política sanitaria, como la asistencia, que se dejó 36 millones, o las prestaciones farmacéuticas, con 10,6 millones.

La Conselleria de Mónica Oltra, por su parte, también elevó considerablemente sus remanentes de crédito, al pasar de 58,7 a 94,7 millones. Los centros de personas mayores, prestaciones de dependencia o inclusión social acumulan la mayoría de este dinero.