La empresa Closca ha diseñado una botella de silicona, acompañada de una nueva aplicación móvil con información sobre 70.000 posibles puntos de repostaje de agua, con el objetivo de reducir el consumo de plástico y a su vez, recuperar el uso de las fuentes públicas, "un hábito perdido en España". El invento, del mismo nombre de la empresa y respaldado por las Fundaciones Oceanogràfic y Aguas de Valencia, se convierte en la primera botella de agua que se puede llevar encima o "enganchar" a objetos como bicicletas o bolsos.

El CEO de Closca e inventor de la botella, Carlos Ferrando, que en su día creó el casco para bicileta plegable, ha presentado el envase en una rueda de prensa acompañado del director general del Oceanogràfic, Eduardo Nogues; la presidenta de la Fundación, Celia Calabuig y el consejero delegado de Global Omnium, Dionisio García. El objetivo es que la gente "repiense su relación con el agua y el plástico".

La botella, recubierta de silicona, cuenta con una correa que permite mantenerla sujeta a diferentes objetos, como la bicicleta o la mochila, convirtiéndose en "la primera botella que se puede enganchar", explica el propio diseñador. Por otra parte, desde Closca han impulsado una aplicación móvil que cuenta con los puntos posibles de repostaje de agua, no solo en València, sino en todo el mundo. Ferrando ha asegurado que la aplicación cuenta con 70.000 localizaciones a lo largo del planeta.

Hasta el momento, los únicos puntos disponibles en la aplicación corresponden a fuentes públicas, pero tal y como ha anunciado Ferrando, la entidad está comenzando a trabajar en colaboración con restaurantes, centros comerciales o gimnasios.

Su diseño está dirigido a un uso más responsable con el medio ambiente y a propiciar la reducción de los plásticos, y con esta, de la creación de residuos. Según Ferrando, el 60 por ciento del plástico que utilizamos dura menos de 15 minutos de uso y "lamentablemente solo se recicla un 19% de las botellas de agua".

Ambas fundaciones y la empresa creadora coinciden en que existe "una comunidad de ideas y propósitos" que les une para impulsar iniciativas que atajen la problemática de la contaminación marina debida al abuso de los plásticos de un solo uso, en su gran mayoría derivados del agua embotellada. Ferrando afirma que su filosofía, que "coincide con el Oceanogràfic y Global Omnium, se basa en que "si la gente encuentra agua fácil y la puede llevar, contribuye a un planeta menos contaminado".

Según ha explicado la presidenta del acuario, Carlos Ferrando es un emprendedor que "necesitaba un pequeño empujón para arrancar" y desde el Oceanogràfic se apostó por su lanzamiento. El consejero delegado de Global Omnium, Dionisio García, también se ha mostrado agradecido por colaborar en un proyecto que cuide el medio ambiente ya que, como ha afirmado, "es imposible vivir sin plástico, pero hay que hacer un uso responsable".