Una auténtica «pesadilla» de la que apenas recuerda momentos de lucidez en los que escuchaba a alguien de Cocemfe protestar porque nadie enviaba una ambulancia. «Yo ni siquiera era consciente de lo que pasaba, me desperté ya en el Hospital Arnau», reconoce Julia, la mujer que tuvo que ser trasladada finalmente en una furgoneta particular adaptada para silla de ruedas tras una espera de tres horas. «Se me hizo eterno, cada vez que levantaba la cabeza era para vomitar», relata la paciente, quien sufrió vértigos muy severos debido a su fibromialgia. «Si llega a ser un ictus no lo cuento, y en ese momento no sabían qué era», confiesa.

Su caso, del que informó ayer Levante-EMV, es solo uno de los incidentes que se están produciendo debido a la huelga indefinida que mantienen los técnicos en emergencias sanitarias ante el incumplimiento del convenio. «Me parece muy bien que peleen por sus derechos, pero el perjudicado es el ciudadano», lamenta Julia, quien en el trayecto, con los traqueteos de la furgoneta volvió a vomitar dos veces.

Por su parte, trabajadores del sector defienden que actúan como medida de presión ante las pésimas condiciones laborales. «Lo que no hay derecho es el trato que se nos da cuando nos dejamos el pellejo por sacarnos una titulación para mejorar laboralmente y ni se nos reconoce, que trabajemos más horas que un reloj por menos dinero. ¿Acaso nuestra formación, tiempo y dedicación a los pacientes no vale nada?», reclama un trabajador que pide apoyo y comprensión.

Falsos servicios mínimos

La huelga de técnicos en emergencias sanitarias que comenzó el pasado martes está, por ahora, lejos de su final. De hecho, el sindicato convocante, UGT, anunció ayer una serie de concentraciones y movilizaciones de protesta y una denuncia ante el Tribunal Superior de Justicia por los presuntos intentos de la UTE concesionaria de saltarse los servicios mínimos estipulados. Así, según el sindicato, se va a denunciar la «modificación unilateral» de las condiciones pactadas para la huelga o lo que es lo mismo, los intentos de la concesionaria por «tapar» los agujeros del paro.

Según UGT, la empresa habría mandado ambulancias a hospitales que no les correspondían para hacer servicios, habría contratado a personal en prácticas para hacer el trabajo de los huelguistas y habría «coaccionado» a trabajadores.

Desde UGT entienden que estas prácticas estarían incluso «poniendo en peligro» la salud de los usuarios ya que, por ejemplo, se había llegado a enviar a una ambulancia TNA, que se utilizan habitualmente solo para transporte de pacientes que van a hemodiálisis, por ejemplo, para atender a un paciente con ictus en el Grau de Castelló ya que a las ambulancias más preparadas en personal y medios, las SVB, se les había adjudicado servicios secundarios.