La casa está pintada de blanco, austera en mobiliario y decoración. Nos reciben Toni y José Alfredo, dos de los tres usuarios del albergue San Juan de Dios que ocupan ahora mismo la vivienda. Se dividen las tareas del hogar, comparten el salón, el baño y la cocina y reciben una vez a la semana la visita de al trabajadora social de la entidad.

Tanto Toni (51 años) como José Alfredo (61 años) han sido adictos al alcohol. En litros y litros ahogaron sus penas, perdieron a su familia y se vieron en la calle, sin nada. «Nadie sabe el miedo que se pasa viviendo en la calle. No puedes dormir. Estás expuesto a todo», afirman. Es, además, una espiral «de la que no puedes salir».

«No tienes donde asearte y vas muy sucio, con lo que la gente ni te mira. Me he sentido como un perro, tirado, invisible a los ojos de los demás. Y avergonzado. Yo tampoco los miraba. Vivía en mi mundo», explica José Alfredo al que, un buen día y sin saber exactamente porqué ese día sí y el anterior no, ocupó una plaza en el CAST (centro municipal de atención a personas sin techo). «Allí me lavé, descansé y me derivaron al albergue de San Juan de Dios, mis salvadores», explica. Y sonríe.

Tanto José Alfredo como Toni hacen referencia a etapas de su vida en función de si «era una época en la que tenía problemas con el alcohol» o tenían «muchos problemas con el alcohol». Ahora ni lo prueban. Tampoco pueden, pues, compartir piso con cualquiera. «Jamás probaremos el alcohol. Ese es el principio del fin y ya hemos estado demasiado tiempo en el barro», aseguran.

Ahora forman parte del programa de alquiler de viviendas de San Juan de Dios, buscan trabajo y se rehacen. Poco a poco. Toni está a punto de comenzar la última fase del programa. En breve vivirá por su cuenta de forma independiente. Y no piensa desaprovechar la oportunidad.

«Nosotros solo queremos empezar de nuevo, tener otra oportunidad. Vemos a la familia pero ya no les pedimos nada. Vergüenza me da, la verdad. Pero estoy vivo y merezco recuperar mi vida. Volver a empezar. Y sin un hogar no eres nada».